Feliz día (del papá), Tito

No aparenta la edad que tiene y fácilmente puede ir por la vida vestido de “lolo”. Le encanta tocar guitarra y pasa horas jugando Playstation, revisando Internet o mirando los partidos de fútbol del fin de semana. Así es Tito, quien durante mucho tiempo fue un misterio para mí pero hoy puedo decir con orgullo, es uno de los papás más originales que conozco.

A medida que vamos creciendo, nos enteramos de los detalles que confabularon para que la vida de nuestros padres sea de tal manera. Tito no eligió su profesión, pero la desempeña hasta el cansancio y con mucho esfuerzo, pese a la gran cantidad de problemas que le bloquean el camino. Antes de establecerse, Tito estudiaba arte y pasaba horas dibujando, pintando o imaginándose la vida de aquellos que se convirtieron en nombres importantes en la historia; así me topé con un cuaderno de sus años en Bellas Artes, donde perfiles femeninos, masculinos y universos distintos se unen a través de sus páginas, las cuales guardo con mucho cuidado.

Pese a la rutina y el deber de cumplir con un trabajo que le permitiera criar dos hijos, Tito mantuvo su chispa artística viva a través de la joyería; aros, anillos y collares en plata y piedras especiales vieron la luz por un tiempo, y de aquellos años guardo una pieza colgante que de vez en cuando llevo con mucho orgullo. Pese a que tuvo que conformarse como otros adultos, mi papá no se da por vencido; su cabello aun sigue implacable ante la amenaza común de las canas, su vestuario está lleno de zapatillas y polerones deportivos bien combinados, y su tiempo libre lo dedica a regalonear a mi mamá y a sus hijos. Así es Tito, a quien le dejo este mensaje y un gran te quiero con estas palabras.