Ésta es la única especie biológicamente inmortal en el mundo
Toda la vida que conocemos está condicionada por el hecho de ser un proceso finito, que comienza con el nacimiento y termina con la muerte, ¿no? Aunque esta verdad universal es aplicable a todos los seres vivos de la naturaleza, existe un animal que es considerado como biológicamente inmortal. No es que no pueda morir, sino que no envejece: nos referimos al Turritopsis, un tipo de medusa.
La inusual vida de una hidra
La medusa, un ser vivo que se caracteriza por vivir pegado al suelo o a las rocas, tiene un ciclo de vida particular. Primero es una larva, luego se transforma en una hidra o pólipo; una colonia de la cual luego surgen las medusas como tales, en su fase adulta. Una vez que maduran sexualmente y pueden reproducirse, las medusas generan nuevas larvas que comienzan un nuevo ciclo.
Una extraña fase
La Turritopsis pasa gran parte de su vida como hidra. Cuando es el momento, la pequeña medusa saldrá de la colonia y se reproducirá sexualmente con otros miembros de su especie. Sin embargo, el ciclo puede variar si, por motivos azarosos, en vez de pasar sus últimos días de vida como una medusa, sucede un extraño acontecimiento: vuelve a su etapa inicial en la colonia. Entonces, su ciclo vital no se cierra, como es común, con la muerte de una medusa adulta, sino que retrocede nuevamente a su estado de hidra y su cuerpo se deteriora mientras que vuelven a aparecerle estolones y tentáculos, propios de su estado de hidra.
Para que ello suceda, el espécimen debe encontrarse en un contexto de estrés ambiental, de lo contrario, la medusa seguirá hasta su muerte natural por envejecimiento.
¿Hay otras especies inmortales?
Aunque el caso de Turritopsis es único, existen otros casos de inmortalidad biológica en donde el envejecimiento es prácticamente imperceptible.
Algunas langostas, por ejemplo, son muy longevas y además fértiles con la edad. Su fallecimiento, se debe a agentes externos y no a su longevidad. Los moluscos pueden vivir miles de años y también hay algunas tortugas y peces particularmente longevos (el caso del Sebastes aleutianus, por ejemplo). Sus características genéticas están siendo actualmente estudiadas, con el propósito de averiguar más sobre el envejecimiento. Muchas de las enfermedades que nos aquejan están directamente relacionadas con el deterioro de los tejidos causados por el envejecimiento, por lo que si conseguimos entender los mecanismos que existen detrás de este proceso, podremos solucionar muchos de los males que nos aquejan.