25 julio 2016

Viajar es vivir con las emociones a flor de piel

Leía hace unas semanas a unas de mis tías, la cual tuvo la oportunidad de cumplir un sueño y viajar a Europa. La vi feliz, lo cual me hace también muy feliz. Me contaba lo mucho que se había emocionado en varias partes del recorrido, a lo que respondí que muchas veces también mientras he estado viajando me he emocionado profundamente. Es que si viajando las cosas, lugares, situaciones que experimentas y, más importante aún, las personas que ves y conoces no te conmueven o dan que pensar, entonces para qué hacerlo.

Le mencionaba a mi tía, entonces, las veces que me he emocionado con un atardecer, amanecer o con un trueno, las copiosas lluvias o con un bello paisaje, la emoción que me causa ver a los niños jugar con lo poco y nada que tienen, con un abuelo borracho o con una mujer inválida abandonada, con los colores de esperanza y desesperanza, con la pobreza y, cómo no, también con la riqueza.

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Créditos: Jeannette Zárate

Los contrastes me sobrecogen y luego pienso en lo egoístas e inconformistas que podemos ser, ya que somos muchos los extremadamente afortunados con tener la vida que tenemos. Y no, no se trata de conformarse con poco o con lo que se tiene, sino más bien de comprender lo que es no tener, porque cuando lo tienes todo no tienes idea alguna lo que es no tener.

Tantas veces que las lágrimas me han fluido de manera natural y espontánea porque es así como se vive un viaje, te dejas llevar por tus emociones y llegas a límites extremos donde las lágrimas son el mejor reflejo de la sensibilidad y empatía a la que puedes ser sujeto. De esta manera se me vienen a la cabeza millones de situaciones de las que fui testigo y las cuales quisiera compartir con ustedes.

Los contrastes del mundo

En abril del 2010 emprendí rumbo a Tailandia, en aquella oportunidad viajé con mi hermana. Habíamos realizado gran parte del viaje, cuando decidimos ir a Pattaya, una ciudad ubicada a 130 km al sur este de Bangkok. La razón por la cual fuimos ahí fue para visitar un zoológico donde podríamos acercarnos a tomarnos fotografías con elefantes y leones. Lo que no sabíamos es que era la ciudad conocida por ejercer la prostitución, lo que en verdad fue una sorpresa. Si bien tantas mujeres se dedican a esto en el mundo, lo impactante fue ver a tanta niña realizando esta actividad con tal de ayudar en sus casas, lo cual me conmovió profundamente.

Pasaron varios años cuando un día llegué a India, país donde permanecí por dos meses y un poco más. Cuando me dirigía a Calcuta desde Varanasi, con 16 horas de camino en tren que me esperaban y debido a que aún era de día, se podía apreciar la inmensa pobreza de ese país. Resultaba sobrecogedor ver cómo personas duermen a orillas del tren muchas veces rodeados de basura, otras en campamentos con casas o algo que se asemeja a una, que están a punto de caer, otros solo con 4 palos parados con unos techos de nylon, que ni siquiera alcanza a ser las medias aguas de Chile. Todo esto con un sol que con su contorno marcando un círculo de manera perfecta y que ya se iba a dormir en ese lado de la tierra, alumbrando aquellos hermosos paisajes verdes.

Que contradictorio resultó apreciar la belleza de la naturaleza y a su vez que a este paisaje lo acompañará tanta pobreza y desolación, se me partía el alma y las lágrimas no dejaban de caer.

india

El siguiente destino después de India fue Singapur, aquí al caminar por las calles y ver los vehículos último modelo y cuya marca mas económica era un BMW, además de las infinitas tiendas donde se divisan marcas como Dior, Luis Vuitton, Calvin Klein, Rolex, Salvatore Ferragano, Prada, Gucci, Swaroski, entre muchas otras y más lujosas aún; marcas que ni siquiera reconozco.

Escalofríos es lo que me provocó caminar por ellas, porque claro, no dejaba de pensar que si estas marcas y tiendas existen es porque hay personas dispuestas a comprar y luego mi siguiente reflexión, como puede haber en el mundo gente con tanto dinero y en otras partes algunas que no tienen ni para un pedazo de pan. Sé que no es novedad lo que digo, que lo sabemos, pero ver estas realidades tan de cerca, me abruman enormemente, simplemente no puedo comprender como puede haber tanta diferencia y, peor aún, pasamos por ciegos frente a lo que en verdad no queremos ver.

singapur

Ahora bien, sé que también existen situaciones muy fuertes y desoladoras como éstas en mi país y no puedo desconocer eso, pero cuando estas viajando tienes el tiempo para observar y por ende estás alerta a todas estas realidades que son tan extremas, por que claramente miras mucho más de lo que lo harías en casa.

Al momento de viajar, como decía al iniciar este post, en algún momento las emociones afloran desde lo mas profundo de tu ser y logran darle sentido a tantas cosas que solo tu puedes descubrir. Déjate llevar y permítete sentir, es el mejor consejo que te puedo entregar para cuando estés en ruta. Y si de pronto encuentras raro estar derramando lagrimas, tranquilo/a, somos muchos los que hemos pasado por lo mismo y, sin duda alguna, es parte importante de viajar, ¡más bien preocúpate si no afloran estas emociones!

Jeannette Zarate

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