Grey’s Anatomy: ¿Estás preparado para la vida sin Christina Yang?

Si sigues fiel a Grey’s Anatomy después de 10 temporadas, el choque de un ferry, una bomba, un tiroteo y la caída de un avión, ya estás acostumbrado al duelo permanente. La serie podría ser la versión televisiva de la canción «Yo tenía 10 perritos» del payaso Cepillín: empezamos la historia con cinco jóvenes doctores,  hasta ahora sobreviven tres y al finalizar esta temporada solo quedarán dos.

Si aún no te has enterado, Sandra Oh, la actriz que interpreta a Christina Yang, anunció que tras diez años practicando la medicina televisiva desea explorar otros rumbos en su carrera. Y tú, querido lector adicto a la cebolla mejor cortada de la TV, tendrás que comenzar otro duelo. Nota mental 1: Escribir carta a Shonda Rhimes sugiriéndole la producción de un ejército de robots actores-esclavos que nunca abandonen sus series.

Grey’s Anatomy llegó a nuestras vidas en 2005 con cinco  internos: Meredith Grey, Christina Yang, Isobel Stevens, George O’Malley y Alex Karev (cabritos recién egresados de la escuela de medicina); tres residentes: Derek Sheperd, Preston Burke y Miranda Bailey (doctores que fueron cabritos recién egresados de la universidad, pero que ya se olvidaron de eso y prefieren  atormentar a los cabros nuevos); y un mentor, el siempre omnipresente Dr. Richard Webber (médico que se las sabe todas y que recorre los pasillos recitando frases de papá), en el ficticio hospital Seattle Grace.

Con el paso de los años, las temporadas y los guiones de Shonda Rhimes, se unieron nuevos doctores: Mark Sloan, Lexie Grey, Calliope Iphegenia Torres, Arizona, Owen Hunt, Jackson Avery, April Kepner y un ejército de nuevos internos que a nadie le importan. Sin embargo, en el centro de la historia siempre tuvimos a las doctoras Grey (Ellen Pompeo) y Yang. La Shonda es una experta en armar relaciones y después hacernos gritar frente al televisor con muertes inesperadas y romances truncados, pero hasta el momento la relación entre Mer y Christina, la más fuerte y duradera, permaneció intacta.

Sin importar que a Derek Sheperd (Patrick Dempsey) se le apareciera una esposa al final de la primera temporada o que Preston Burke (Isaiah Washington) dejara abandonada a Yang en el altar al final de la tercera entrega, las doctoras permanecían juntas y al pie del cañón. Hasta ahora, que la dupla será inevitablemente separada por la partida de Sandra Oh.

Cómo se las arreglará la Rhimes para eliminar al personaje es todavía un misterio y, conociendo a la creadora, no nos enteraremos de la forma hasta el último capítulo de esta temporada. Tratar de adivinar cómo se dará esta salida es más difícil que acertarle a los números ganadores del Loto y nada podemos hacer desde este lado del televisor, salvo preguntarnos ¿seguiremos viendo Grey’s Anatomy una vez que Christina Yang salga de escena?

Conozco gente que abandonó la historia una vez que Rhimes sacó de circulación al personaje de George O’Malley (T.R. Knight), tras ese dramático atropello que le desfiguró la cara y nos tuvo a todos gritando ¡George es el 007!. Otros que no soportaron el tiroteo de la sexta temporada, donde murieron la interna con cara de Bambi y otro más que no le importaba a persona alguna. Y también a muchos otros que hicieron pataleta y se retiraron indignados cuando Shonda estrelló un avión y asesinó de un viaje a Lexie (Chyler Leigh) y Sloan (Eric Dane). Nota Mental 2: No conozco a nadie que haya abandonado la serie cuando se fue Izzie Stevens (Katherine Heigl), probablemente porque su personaje fue y siempre será, insoportable.

Reconozco que un par de veces le grité al televisor ¡¿Qué te hicieron cuando chica Shonda Rhimes?, deja de matar a mis personajes, ¡Por el amor de Jebús! Pero nunca pensé en dejar de ver mi tele cebolla favorita, hasta ahora, en que por primera vez siento que debo abandonarla. Nota Mental 3: En 10 temporadas Shonda mató más gente que todos los documentales del History Channel juntos y ningún gobierno hizo algo por evitarlo.

Las series son relaciones a largo plazo y he invertido nueve años de mi vida en este hospital, años dorados en que la trama me tenía con dolor de ovarios de lo niñita que me sentía llorando por romances fallidos y días difíciles en que los guiones se volvían absolutamente insoportables y ridículos, pero siempre volví por otro capítulo más. ¿Por qué? Fácil. No importaba cuántos intereses románticos se desvanecieran a los largo de estos años, siempre podía volver a los brazos de Mer y Christina.

Las apuntaron con pistolas, les estalló una bomba y se les cayó un avión, pero Shonda nunca las separó. Ellas representan la relación sentimental duradera en esta historia y el pilar que mantiene todo en pie. Toda esta temporada ha sido difícil de ver, sabiendo que Yang se irá, y cada uno de los diálogos que anuncian la inevitable separación se convierten en una nueva herida que sangra. Sé que Shonda Rhimes no tiene la culpa y que la actriz tiene derecho a buscar nuevos horizontes, pero no puedo evitar sentir que Grey’s Anatomy se acaba.

Lo siento Shonda, se que te las arreglarás para darle un final digno a mi pareja favorita y que seguirás ganando millones con esta serie, pero mi corazón cierra un ciclo y secretamente desea que esta temporada sea la última, y cómo sé que no lo será, porque ya están confirmadas dos más, vengo a decirte que abandonaré el Grey-Sloan Memorial Hospital una vez termine esta temporada.

Grey’s Anatomy quedará guardada para siempre en mi sección de dramones favoritos de la vida, pero yo me bajo acá, para mí no hay vida después de Christina Yang.

Adiós Grey’s, fue un gusto, gracias por el viaje.