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El Pollo Arvejado

¿Trutro Corto o trutro largoooooo? Te gritaban desde la cocina cuando te iban a servir almuerzo, y tú con las tripas crujiendo te enjuagabas las manos bien apurado y tratando de no meter la corbata del colegio en el lavamanos.

El soundtrack eterno de los diálogos de la teleserie brasileña como música de fondo y llegaba el plato a la mesa. Ahí estaba: Un puré cremoso, hecho con papas frescas y cocidas, harta sal y mantequilla que le daba la textura justa para llenar la cuchara sopera. O bien un arroz blanco, con trocitos de zanahoria y pimentón, todo bien mojado y recién hecho.

Al lado la estrella del almuerzo: la presa de pollo cocinada en un montón de jugo que daban las verduritas, un cerro de cebolla en juliana cocida, pimentón rojo, zanahorias en rodaja y arvejas que bajo esa capa escondía el famoso trutro escogido. A revolver el acompañamiento con el juguito y pa’dentro mi alma.

Lo mejor era el bonus track que no era más que un regaloneo extra pero que hace que la vida valga la pena: las famosas papas fritas en cubo bien doradas, caseras y saladas, una delicia que cada vez cuesta más encontrar.

Cuando el chancheo era máximo y veía que se venía el plan de pollo arvejado en el menú semanal, pedía que además le metieran contre y panita. ¡Guácala! dirán algunos, pero no saben lo que se pierden. Las llamadas “menudencias” son un mega plus del mastique, y bien vale la pena ir por ellos. Y si el bolsillo anda escuálido a fin de mes, exquisito es el guiso de contres preparado con la misma receta y base del pollo. O bien la sola panita, que hecha caldo con sémola le va a regalar una sopa levanta muertos y cura resfríos.

Honremos a nuestras madres y abuelas con estas preparaciones. Platos tradicionales, ricos y baratos que merecen dedicación más en cariño que en tiempo. Algún día sus hijos pequeños van a llegar corriendo del colegio repitiendo su historia, y sería muy triste que encontrasen una pizza recalentada en vez de un plato de mamá ¿no creen?