El pueblo más comestible del mundo
Imagina al pueblo más comestible del mundo. ¿Cómo lo ves? ¿Lleno de casitas tipo Hansel y Gretel de chocolate dulces y crema? ¡Te equivocas! El pueblo más comestible del mundo no tiene viviendas que parecen pasteles, sino calles, plazas y veredas llenas de árboles frutales, huertos, hierbas y hortalizas listas para ser cosechadas por cualquiera.
Incredible Edible
Éste es el nombre del proyecto que la inglesa Pam Warhust echó a andar en 2008, cuando la crisis económica y el cambio climático amenazaban el abastecimiento de alimentos en su pueblo, Todmorden, al norte de Inglaterra. Entonces se le ocurrió una brillante idea: crear huertos en los espacios públicos para que todos tuviesen acceso a los productos.
Gracias a su ímpetu e iniciativa, hoy Todmorden cuenta con 70 espacios públicos destinados a huertas urbanas y 280 voluntarios que trabajan con alegría para hacer esto posible. Cada voluntario destina dos mañanas al mes para cuidar de los cultivos, y así se mantienen produciendo siempre, de acuerdo a la temporada.
Bajo el lema «Sírvase usted mismo», cualquier habitante del pueblo puede retirar alimentos cuando guste. Gracias a un mapa colocado en la estación de tren, todos saben dónde se encuentra cada producto en Todmorden. Es tal el éxito de la iniciativa, que el pueblo ha llegado a producir excedentes, los que se reparten al final de cada temporada en «la fiesta de la cosecha».
Un proyecto que crece
El proyecto no solamente tiene como objetivo el permitir el autoabastecimiento, sino también apoyar y promover el comercio local, involucrando a niños y a jóvenes en la importancia de estos procesos. Gracias a ello, hoy la iniciativa se ha expandido y contempla también otro tipo de alimentos, como huevos, quesos, leche, pan y carne. Así, tanto los colegios como los restoranes locales, privilegian en Todmorden la comida local, y aprovechan estos huertos urbanos y el resto de los productos para elaborar sus comidas.
Además, ya se han comenzado a desarrollar pequeñas industrias locales, incentivadas por las ideas de Pam Warhust, entre ellas, un centro de fabricación de mermeladas, un taller de carpintería para construir gallineros e invernaderos, huertos en los hogares de ancianos, una granja de peces y jardines de hierbas medicinales.
Otros pueblos en distintas partes del Reino Unido se han entusiasmado también con el proyecto, y ya están empezando a crear sus propias localidades comestibles. Una interesante idea para ser replicada, ¿por qué no?, también en Chile.