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Ahora o nunca: cumple un sueño el 2012

Ni lo duden: la paranoia sobre el acabo de mundo el 21 de diciembre de 2012 comenzará pronto. Es serio y gracioso a la vez. Salvo algunos libros publicados y un par de chantas vendiendo sus profecías, todavía no hemos visto nada grave en torno al tema, es cierto, pero ya vendrá. Y no lo digo de pesimista; es pura psicología social. ¿Recuerdan todo lo que pasó entre 2 y 4 meses antes del 1 de enero del 2000? Temiendo una supuesta debacle informática, hubo gente que lo vendió todo, se cambió de religión y un largo etcétera. Imaginen lo que puede pasar con una fecha todavía más relevante…

Esa es la parte negra. Pero hay otra más luminosa: la llegada del 2012 es una buena excusa para hacer esas cosas que siempre hemos pospuesto, que nunca nos atrevimos a hacer. Es un tiempo que seguro estará marcado por definiciones, por quiebres necesarios, por inicios esperados. Es el “ahora o nunca”. ¿Lo sienten ya? Es como tomar el libro “1001 cosas que hacer antes de morir” y tratar de cumplirlas todas en 12 meses. No va a faltar el que lo intente.

Por mi lado, tengo una lista mental  de “pendientes”, de “algún día lo haré”, y de cara a este año decisivo, me propuse escribirla en un papel –el lenguaje construye realidad, como ya deben saber- y tratar de realizar alguna(s). Obligarme a hacerlo. Posponer eternamente es un tremendo error, y aunque lo sepamos, poco hacemos al respecto. Los más viejos siempre lo dicen: Vivan hoy, la vida pasa volando. ¿Por qué nos cuesta tanto hacerles caso?

Si no saben por dónde empezar, algunos ejemplos de mi lista:

– Aprender a tocar violín. Sueño con sacar el solo de la canción “Beth” (Kiss), que siempre me hace llorar.

– Inscribirme en Pericia Lingüística Forense en la U. Pompeu Fabra (Barcelona) y terminar así mi formación criminológica para ser, oficial y profesionalmente, una perito de tomo y lomo.

– Conocer Venecia antes de que se hunda.

Tengo muchos, unos simples, otros más complejos, pero hay que partir por algo. Cumple un sueño este 2012. Propóntelo. ¿Qué harás tú?