No sé si están de acuerdo, pero para mí una de las mejores sensaciones de la vida es llorar de la risa. Incluso cuando estamos pasando por un mal momento, una carcajada puede ayudarnos a darle perspectiva al problema, a disminuir las sensaciones negativas aunque sea por un rato. Es increíblemente terapéutico.
Todos tenemos al amigo que nos hace reír, ese que tiene la capacidad de sacar lo divertido de una situación aunque sea la más fome. Es cuando decimos “cuéntalo tú, que a ti te sale mejor”, y nos encanta, porque cuando nos reímos nos acercamos a las personas.
El lado científico de reírse
Reírse no es sólo una respuesta biológica. También tiene algo de conexión, de complicidad… tiene que ver con los lazos, porque para reírnos de verdad es necesario hacerlo acompañados. Eso fortalece las relaciones y nos acerca a los demás.
Los estudios son claros respecto a la relevancia de este comportamiento: no sólo nos reímos porque creemos que lo que dijo la otra persona es divertido, sino también porque queremos mostrar que esa persona nos importa, que la entendemos y que estamos de acuerdo… o simplemente que los queremos. Es algo así como una demostración de afecto.
Como ejemplo, están las parejas que logran reírse de sus problemas y pasar situaciones de estrés con las emociones positivas que da la risa. Ellos pueden sentirse mejor rápidamente, son más felices y duran más tiempo juntos.
Lo importante de todo esto, es que nos reímos menos por bromas y más para demostrar cariño: al reírnos, estamos compartiendo algo con esa otra persona, reafirmando nuestra relación. Entonces, la respuesta emocional que produce la risa es muy beneficiosa.
Estos son los beneficios de la risa a nivel físico
- Al reírnos, se alivia la tensión muscular, lo que relaja nuestro cuerpo y mente.
- Disminuye la producción de las hormonas del estrés y fortalece nuestro sistema inmune.
- Liberamos endorfinas, lo que nos permite disfrutar de una sensación de bienestar.
- Protege nuestro corazón porque mejora el funcionamiento de las venas y disminuye la presión sanguínea.
- Nos ayuda a sentirnos menos enojados, por lo tanto se nos hace más fácil resolver los conflictos y no quedarnos con resentimientos.
- Nos ayuda a disminuir los niveles de azúcar en la sangre.
Riámonos más. Contagiemos la risa, ojalá hasta las lágrimas. Riámonos de nosotros mismos, de lo bueno y de lo malo. ¡La vida será mejor si lo hacemos!