Muchas de nuestras historias favoritas siguen la vida de una persona y su mascota, y la mayoría de las veces tienen que ver con una persona y su perro (¿cómo olvidar la historia de Hachiko, el perro japonés?). Resulta que el amor entre perros y personas es uno de los más incondicionales, y no fue sino hasta hace unas semanas que se pudo develar el mecanismo biológico que explica este complejo proceso social.
Los resultados detrás del estudio
A nivel cerebral, ocurre que se liberan hormonas del afecto en ambos cuando perro y amo cruzan sus miradas. Este acto, que ayuda a ambos a relajarse y encontrar retroalimentación a su felicidad, permite que el amor mutuo crezca entre ellos. Aparentemente, este proceso de confianza y amor inició cuando los primeros perros se desprendieron de los lobos al momento de seguir a los cazadores europeos.
La investigación encabezada por el veterinario japonés Takefumi Kikusui, consistió en poner a 30 perros con sus amos en una habitación y ver las reacciones de cariños, mimos y juegos entre las parejas, midiendo los niveles de oxitocina y otras hormonas que propician el afecto entre perros y amos.
Tal como señala el sitio El Espectador,los resultados de las observaciones evidenciaron la asociación entre las miradas a los ojos y el aumento de estas hormonas. Este mismo experimento se hizo con lobos criados con biberón y -en dichos casos- los aumentos en las hormonas no arrojan los mismos resultados. Por otra parte, el trabajo de estos científicos demostró la importancia de la utilización de perros en la terapia a personas con autismo o estrés postraumático.