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Les Revenants vs. Resurrection

A veces ocurre el milagro. El piloto de una serie remece tu mundo y sientes que es distinto a todo lo que has visto. Les Revenants fue uno de esos cataclismos. Me propuse ver solo el piloto porque debía reseñar Resurrection, la serie que se inspiró en ella, pero, una vez visto, me fue imposible dejarla.

Primera escena. Un bus lleno de adolescentes transita la carretera que rodea una represa; es un paseo escolar como cualquier otro, hasta que el vehículo rompe la barrera y cae al precipicio. Una niña colorina apura el paso por la misma carretera, el paisaje que la rodea es frío y gris, anochece. A lo lejos se ven las luces de un pueblo. La joven se apresura y llega a su hogar, va directo al refrigerador y se prepara algo de comer.

La casa no está vacía. En el piso superior una mujer contempla acongojada una fotografía junto a unas velas encendidas, pero escucha un ruido y baja a la cocina. Se encuentra con la niña, que la mira y le dice que siente llegar tarde, que caminó mucho y que quiere ducharse. Mientras la joven sube al baño, la mujer corre a la pieza a esconder la fotografía y apagar las velas. Toma el teléfono y llama al que fuera su marido, pidiéndole que vuelva rápidamente a casa. Al llegar, la mujer lo abraza y le dice que su hija ha vuelto. ¿Dónde estaba la niña? Muerta, desde hace 14 años. Era una de los adolescentes que iba en el bus que se desbarrancó. Mientras Camille (Yara Pilartz) solo quiere ducharse y comer, su madre (Anne Consigny), que la despidió hace 14 años al pie del autobús escolar, se estremece porque sabe que esa es su hija, pero sabe también que su hija está muerta.

Les Revenants (2012) es una serie de televisión francesa, creada por Fabrice Gobert, que cuenta la historia un grupo de personas fallecidas en distintas fechas y circunstancias, que regresan a la vida. Reaparecen en el mismo lugar, con la misma edad que la última vez que se los vio con vida y ninguno sabe que está muerto.

Muchas producciones han tocado el tema de los muertos que vuelven a la vida, pero pocas se atreven a contar con naturalidad y respeto, sin alardes trágicos ni discursos clichés, el dolor de la pérdida y la hermosa desesperación de tener de vuelta a ese ser querido que se creyó perdido para siempre.

Les Revenants, es un drama intimista de ocho capítulos que va de lo fantástico a lo metafísico, pasando por buenos momentos de suspenso y hasta de terror, pero que lejos de resucitar a los muertos convertidos en zombis, los trae de regreso para remecer el mundo de los vivos.

Cada capítulo lleva el nombre de uno de los protagonistas y cada historia es distinta a las otras. Camille, la única sobreviviente del accidente del bus escolar, Víctor (Swann Nambotin), un niño huérfano que deambula sin una familia a la que regresar, porque ésta fue asesinada en un robo; Simón (Pierre Perrier), un joven músico que murió el día de su boda dejando a su novia en el altar, y Serge (Guillaume Gouix), un psicópata que años atrás aterrorizó al pueblo.

Todos ellos se encuentran perdidos y sienten el rechazo de los vivos, que no saben como lidiar con sus regresos. Son fuertes, pero muy débiles a la vez porque tampoco saben por qué han regresado, ni en qué criaturas se han convertido. Cuando la joven Camille dice «yo soy una muerta», un escalofrío nos recorre; luego vemos que come sin parar y que no logra conciliar el sueño y nos preguntamos si acaso deberíamos temerle.

La ficción cautiva desde el minuto uno y la narrativa va sumergiendo al espectador, con un tempo suave y sombrío, en la intimidad de un grupo de personajes que conmueve, estremece, asusta y obsesiona. Todas las piezas están pensadas para atraparnos: los silencios, la fotografía, la música y cada una de las historias fueron puestas allí por alguien que cree en la fuerza del relato que está construyendo.

Completa el panorama la omnipresente figura de una represa, cuyas aguas, coincidentemente con el regreso de los muertos, empiezan a descender de forma progresiva y sin explicación alguna. Algo acecha a ese pueblo, el que a medida que los muertos regresan se vuelve más opresivo, claustrofóbico, invernal y desolador. Los muertos regresaron sin ganas de comerse a los vivos, pero el pueblo se está desmoronando en torno a ellos.

Hacia el final, la historia se sumerge de lleno en el terreno de lo fantástico y nos deja con un cliffhangers de aquellos, queriendo más. Una segunda temporada está anunciada, pero aún no ve la luz. En la espera, nace una versión norteamericana del drama, misma historia, personajes similares. Resurrection, actualmente al aire en AXN, recoge la batuta.

Un niño regresa al pueblo donde creció y donde murió ahogado en un río, casi treinta años antes. No ha cambiado, lleva puesta la misma camiseta y pantalones con los que cayó al agua, pero el tiempo y el duelo cambiaron los rostros de sus padres. Un policía de inmigraciones lo acompaña, aunque nunca nos queda muy claro por qué, y todo el pueblo lo rechaza. Otros personajes regresan al mismo tiempo que él. Todos tienen historias complicadas, pero ninguno es lo suficientemente complejo para lograr que su retorno nos importe.

Resurrection no tiene muy claras las reglas con las que intenta jugar: inicia el viaje bajo la misma premisa que su par francesa, el dolor y el shock de ver regresar a la vida a aquellos que enterramos y cuyo duelo ya fue hecho, pero a poco andar rompe el acuerdo implícito entre guionistas y espectador y bombardea la historia con un caso policial, un posible romance, sorpresas baratas y falsos misterios que terminan resolviéndose con vueltas de tuerca bastante obvias.

Bastan un par de capítulos para que se olvide de las historias iniciales y el regreso de los muertos pase a convertirse de drama en una anécdota. De la nada, uno de los personajes pasa de ser un anodino policía a un vengativo villano y el tono de la serie que vislumbramos en los primeros capítulos desaparece. No hay subtextos bajo los textos que parecen recitar los personajes y la llegada de cientos de «regresados a la vida» vestidos con trajes de época solo aumenta el desconcierto. Estamos frente a otra serie y todo se siente falso.

Los gringos perdieron esta batalla. Cada uno de los personajes de Les Revenants acecha sobre esta nueva versión y proyecta una sombra enorme, nada sobrevive del drama intimista y arrebatador de la versión francesa. Y la única pregunta posible es ¿por qué destinamos tantas horas a esta copia al carbón deslavada, si pudimos haber visto otra vez la original?

A Resurrection solo le agradezco haberme dado la excusa para escribir de Les Revenants. A ustedes solo les digo, es momento de ver Les Revenants.