Para todos los amantes de las películas, sabemos que las escenas culmines e insignes de muchas cintas no son aquellas de momentos felices. No, son esas escenas en que las emociones afloran y sentimos el más inquietante asombro y tristeza. Por eso, es que se convierten en inolvidables y no podemos sacarlas de nuestra mente.
Acá tenemos un breve resumen de las cinco mejores escenas que nos han dejado literalmente en el suelo y, que de solo recordarlas, sentimos como nuestros ojos se llenan de lágrimas. Es que somos humanos, ok.
Hachiko
Imposible no emocionarse con esta hermosa historia, verídica por lo demás, que ocurrió en el lejano oriente. Ya no sabemos la historia, así que levante la mano el primero que no lloró cuando Hachiko esperó durante diez largos años afuera de la estación de tren, la llegada de su dueño que falleció. Sobre todo cuando la viuda lo encuentra, después de todo ese tiempo, a Hachiko esperando pacientemente hasta el día de su muerte.
Marley y yo
Puedo decir que lloré como nunca con la escena de la muerte de Marley, es que los animales calan hondo en nuestros corazones, más encima cuando nos damos cuenta de que viven tan poco tiempo junto a nosotros. Desgarrador.
Forrest Gump
Después de toda la travesía que vive Forrest, todos pensamos que estaríamos ante un final de antología junto a su amada Jen. Sin embargo, después de que ésta enferma y Forrest lee aquella carta frente a su tumba… No, es que es difícil seguir escribiendo.
La vida es bella
Roberto Benigni nos dio una clase magistral de cómo el humor puede ser una de las emociones más genuinas que llevamos, sobre todo cuando sabemos lo que ocurrirá y el personaje sólo trata de que el pequeño no lo note. Ay, terrible, además del contexto nazi y lo terrible que fue, es complicado ver esa escena de nuevo.
La Sociedad de los Poetas Muertos
Este clásico, en el que podemos ver a un jovencísimo Ethan Hawke y al maestro Robin Williams, contiene una de las escenas más importantes y conmovedoras del cine, en la cual la clase completa se alinea con el profesor que les da una visión diferente de la vida, al momento que éste se va. Todos de pie en los pupitres al son de “Oh, my captain, my captain”.
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