21 noviembre 2016

Yoga para un verano sin polera

Lo primero que voy a decir después de ese título es que no quiero hablar del yoga sólo como un ejercicio físico. Se trata de mucho más que eso.

El yoga es una práctica que nos conecta con nosotros mismos en un montón de formas: en la observación, en la frustración, en ser conscientes del silencio interno, en la inteligencia y la elegancia que requiere construir un asana, en cómo el cuerpo descubre emociones y pensamientos a través de la práctica, en fin, en el camino que recorremos a través del trabajo físico.

Lo que quiero decir es que si lo que buscamos es bajar de peso, o apretar, es mejor que vayamos al gimnasio y pongamos toda nuestra energía en eso. No es mejor ni peor, sólo es diferente.

Pero si estás buscando un espacio donde puedas conectarte contigo misma, entonces sería una buena idea probar el yoga. Y si ya tienes una práctica personal y quieres desarrollar fuerza y tonicidad en tu abdomen, entonces puedes practicar estas posturas que dependen de eso para poder sostenerse firmes.

Plank

Desde Adho Mukha Svanasana avanza con el tronco hasta que los brazos queden perpendiculares al piso, con los hombros sobre las muñecas. El cuerpo queda firme y como una tabla, y ¿cómo logramos esto? Elevando la pelvis –que tiende a caer– y activando el abdomen con la sensación de que llevamos el ombligo hacia la columna. El sacro se proyecta hacia el espacio que está entre los pies, mientras dejas el talón de Aquiles largo y proyectándose hacia atrás.

plank

Mantén plank durante 10 respiraciones presionando el mat con las manos, con el abdomen firme y llevando tu consciencia a las diferentes sensaciones físicas y mentales de la postura.

Paripurna Navasana

Para armar Navasana, empezamos sentadas en el mat con ambos pies estirados. Retrocedemos con el tronco hacia atrás en una diagonal, manteniendo las manos apoyadas en el piso, un poco más atrás de las caderas y con los dedos apuntando hacia el frente. Elevamos las piernas hasta formar una V con piernas y tronco, y levanta los brazos hasta que queden paralelos al piso, con las manos mirándose entre sí.

Para mantener una postura abierta y liviana, rota los hombros hacia atrás, e intenta elevar el esternón. Así la espalda estará recta y no se redondeará. Los isquiones (los huesitos de los glúteos) presionan firme el mat y desde ese lugar, manteniendo la guatita y los muslos bien activos, sigue elevando pecho y piernas.

Astavakrasana

El equilibrio de brazos, la fuerza y el armado hacen de esta postura la más difícil de las tres. Por lo mismo es importante preparar el cuerpo, abriendo y calentando las caderas y despertando todo el cuerpo antes de armarla. Ahora, estira las piernas y trae la derecha, apoyando el gemelo (casi por detrás de la rodilla), sobre la parte más alta de ese brazo, llegando casi al hombro. Apoya la mano derecha en el piso, justo al lado de la cadera derecha.

Para cruzar ambas piernas puedes intentar elevar el cuerpo y luego hacer el cruce, o tomar el pie izquierdo con las manos y ponerlo sobre el derecho a la altura de los tobillos. Con ese enganche, lleva tu tronco hacia delante hasta quedar paralelo al piso y manteniendo 90º en tus brazos, al mismo tiempo que elevas tus pies y los llevas hacia el lado de la pierna derecha.

Catalina Avendaño

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