Nueva York o la ciudad de las mil y un caras

Cómo empezar a describir Nueva York. ¿La Gran Manzana, la ciudad que no duerme o la de los rascacielos? ¿La Nueva York de Frank Sinatra, la de Vito Corleone o la de “Sex and the City”? Cómo definir la experiencia que entrega la ciudad de las mil y un caras. Es difícil.

Hacer una lista de los atractivos de la ciudad podría tomarnos este posteo y varios más, y tampoco lograríamos entender lo que se respira en ella. ¿Será una sensación de vértigo, tal vez, lo que atrae a los turistas? O tal vez la libertad de querer algo y saber que si sabemos buscar, ahí estará.

Queremos naturaleza, tenemos Central Park; queremos arte, vamos al MoMa; nos gusta la comida vietnamita, está en la siguiente esquina; buscamos espectáculos, no sabemos cuál elegir; nos gusta caminar, andar en ferry por el río, subir a un rascacielos, comprar ropa, conversar con un nigeriano… todo está ahí.

Los barrios en Nueva York hablan por sí solos. Un día laboral en el Distrito Financiero es ver a miles de ocupados ejecutivos con sus tablets y sus cafés; Chinatown es, como lo dice su nombre, el lugar donde vive gran parte de los asiáticos de la ciudad y al norte, Little Italy ofrece la gastronomía típica de la bota. El Upper East Side –en Manhattan– la ciudad se vuelca a la elegancia y el lujo, una Fifth Avenue con los diseñadores top, tiendas gourmet, museos, joyas y para quienes nos gustan las series, locación de Gossip Girl y White Collar.

El Empire State, Puente de Brooklyn, Times Square y la Estatua de la Libertad definen también a esta ciudad, donde se funden las infinitas experiencias que nos cuesta describir. Es lo que pasa con los viajes. Mostramos las fotos, contamos las anécdotas… pero apenas logramos transmitir lo que vivimos. Pero de todas, Nueva York es –por definición– la ciudad indefinible.

Fotografía gentileza Nicolás Keller @Nico_Keller