21 septiembre 2015

La escalopa casera

“Ché… ¿la querés con fritas o con mixta?” es la pregunta que cualquier argentino te hace en su país cuando pides una milanesa tamaño sábana. Al igual que los vecinos, nosotros siempre las hemos tenido en Chile; quizás no tan gigantonas, pero sí tanto o más ricas en sabor.

El rito de preparar escalopas partía en mi familia con visitar al carnicero amigo. Ese personaje fiel que al verte llegar parte a la trastienda a buscar la mejor carne, no la que está necesariamente en vitrina. La posta rosada empezaba a caer entonces en láminas delgadísimas gracias a ese arte maravilloso de usar el cuchillo, y ni aunque yo muera y reencarne en un neurocirujano voy a poder cortar igual de bien que él.

Ya en la casa mi madre disponía un plato grande, el más grande de todos donde esparcía el pan rallado. Los churrascos con sal pasaban por un baño de huevo batido, un par de revolcones en el pan y te fuiste a la sartén caliente con aceite.

La montaña de escalopas hechas empieza a crecer, porque váyanlo sabiendo: somos un público demandante y fanático capaz de comerlas hasta reventar, así que una no es ninguna.

Mientras, el arroz en la olla de al lado empieza a cocinarse y lanza ese olor entre mantequilla, pimentón, zanahoria en cubitos pequeños y el quemado del pan que se quedó pegado en el tostador que usamos por debajo de la olla. La ensalada de tomates ya está lista, y juro que cuando se trata de escalopas, éste es uno de los pocos momentos en que todos se sientan a la mesa al mismo tiempo sin tener que andar arreándolos. Un verdadero milagro atribuido a tan rico plato.

Si quieren ser chanchos, siempre estará la opción Kayser con queso y jamón. O bien Napolitana, con queso y tomate para hacerlos felices. ¿Han visto además cosa más rica que meter una escalopa adentro de un pan? Las que quedan hechas y escondidas en un plato adentro del horno… ni crean que no las vimos: marraqueta, un té caliente y se armó una de las mejores onces existentes.

Los años van pasando y el fanatismo sigue. Es más, cada vez tenemos más apóstoles en la Iglesia Escalopística. Mi +1 por ejemplo se declara fanático también, así que es considerado dentro de la bacanal. Que lo que la escalopa ha unido, no se separe jamás.

Natalia Quezada

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