20 febrero 2014

Despide el verano ¡Escápate a Frutillar!

El verano se nos va de las manos, las playas están repletan de veraneantes ¡¡¡Se viene marzo!!! Nada mejor que la magia del sur para olvidar el estrés y comenzar bien el año; Paseos a la orilla del lago, vista hacia los volcanes y una once con kuchen de arándano… ¿Cómo resistirse?

Dulce lugar junto al lago

Frutillar es pura dulzura; es pequeño, acogedor, tranquilo y por donde se vaya es posible encontrar una generosa muestra de la repostería alemana, típica de la zona. Kuchen, strudel de manzana y una variedad de tortas con frutos rojos desfilan por la mesa a la hora de la once. Qué mejor que dejarse encantar por un trozo significante de kuchen de arándano ¡Mi favorito!, al interior de una casita de tejas de madera con vista al lago Llanquihue y un atardecer que tiñe de rojo a los volcanes Osorno, Puntiagudo y Tronador ¿Quién se resiste a una noche junto al lago?

El pueblo de Frutillar Bajo es apacible, las calles son limpias y ordenadas, un imperdible es caminar por la playa de arena negra de la costanera hasta el Teatro del lago, emblema de la ciudad, que se llena de turistas de todo el mundo para finales de enero cuando La Semana Musical de Frutillar da una muestra de música clásica y jazz ante toda la panorámica del lago. Al fondo el Club de Yates siempre es un atractivo para aquellos que disfrutan del agua y la brisa del mar pegando en la cara.

Por la tarde se pueden recorrer las praderas, camino a Frutillar Alto se encuentra la Reserva Forestal Edmundo Winkler donde un bosque nativo se preserva intacto pese al paso del tiempo. Éste nos da una mirada a cómo era sur de nuestro país a la llegada de los colones para 1800. Otra de las bondades importadas por los europeos se distingue en las diferentes casas de té repartidas por la zona. Una que presenta un estilo único y acogedor es la Casa de Té Lavanda, el olor de esta planta color violeta inunda el lugar gracias a los cultivos que hay junto a la casa. Una camioneta vieja descansa junto al manzano cargado de la fruta que se convierte en el elemento principal del strudel que se cocina al interior. Platos y tazas de estilo inglés antiguo dan el toque final al lugar atendido por sus dueños, la mayor parte del año.

Una cabalgata por las praderas a la orilla del lago no viene mal para terminar la tarde luego de probar el sándwich de ciervo que sirven en la casa.

Cena con vista al lago

El plato fuerte tiene que ser acorde con el paisaje; una casa patronal de madera, empinada en la colina y con vista hacia el lago, la luna de verano se refleja en las aguas oscuras del Llanquihue, una parrilla abierta que chirrea diferentes tipos de carne. La luz tenue del interior apenas se refleja en las mesas de pino natural en el Restaurant Cocina Frau Holle. El menú es todo un imperdible de la zona, cómo saber qué elegir cuando la carta cuenta entre algunas de sus variedades pato asado, codornices o truchas arcoíris. Para ir a la segura, el plato de puré de papas y chuletas al jugo tiene la capacidad de conformar a cualquiera. El lugar es de difícil acceso por lo que su concurrencia es más bien selectiva y nuevamente la atención de sus dueños es la guinda de la torta. Es que Frutillar es así; acogedor, familiar y de acceso selectivo, capaz de mostrarse sólo a aquellos que se dan el tiempo de recorrerlo

¿Y tú, te atreverías a descubrir este rincón del sur de Chile?

Giannina Mundaca

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