Buscando un “real travel partner”

Son infinitas las personas que me han comentado lo valiente que he sido al viajar sola, no tan solo por el hecho de permanecer sin compañía por mucho tiempo, sino también por lo que significa en términos de solucionar cada problema que se te presenta.

Y si bien muchas veces puede ser una complicación, ya sea por el idioma, por la poca paciencia de un tercero o porque  simplemente no tienes la personalidad para afrontar aquellas situaciones; al cabo de un tiempo te acostumbras y enfrentas la soledad de una manera muy normal, lo cual sin duda alguna te hará crecer como persona y permitirá que te conozcas mucho más, logrando incluso saber a lo que eres capaz de llegar por necesidad.

Créditos: Jeannette Zárate

Entra en escena: el travel partner

En términos generales, tomar la decisión de viajar solos resulta extremadamente entretenido y desafiante, sin embargo dependiendo del tiempo que dure el viaje, existen altas posibilidades de encontrar algún amigo viajero con quien emprender rumbo. Para quienes temen tanto esta situación e incluso para los que somos más recatados, siempre habrá alguien que te acompañe a algún destino por un corto o largo plazo.

Lo cierto es que puede resultar una experiencia increíble como también un verdadero fracaso. Claro que la gracia de que se produzca esta última situación es que fácilmente puedes con toda libertad y honestidad separarte de aquella persona para continuar nuevamente tu solitario camino.

Créditos: Jeannette Zárate

Es así como puedo mencionar innumerables e increíbles compañero(a) de viaje. De todos con los que sigo en contacto, con algunos he viajado un mes mientras que con otros he permanecido solo unas horas. Es tan fuerte la amistad que puedes generar en esas pocas horas que hasta hoy puedo decir que muchos aún forman parte de mi lista de amigos viajeros.

Tal es el especial caso de mi amiga Sowmya, de la India. La conocí solo un par de horas  en un pueblo de Noruega. Estaba perdida, tras orientarla continúe mi camino hacia el supermercado. A mi vuelta la veo recorriendo el pueblo ya que a la mañana siguiente emprendía camino hacia otro lugar. Caminamos juntas y tuvimos una larga conversación tras la cual ella insistió que a mi llegada a India, meses más tarde, la contactara. Aún cuando ella vivía en EEUU, me contactó con amigos cercanos los que tuvieron la bondad de mostrarme Bombay e incluso darme alojamiento y de paso cuidarme mientras permanecía ahí. Adorables resultaron ellos y mi amiga Sowmya, todos con quienes continuo en contacto de manera regular hoy en día.

Créditos: Jeannette Zárate

Con toda honestidad puedo decir que prefiero encontrar un compañero de viaje en el camino que intentar viajar con algún amigo de antaño, no precisamente porque desmerezca la amistad de años, sino que principalmente porque creo no tener ningún amigo(a) que pueda aguantar el ritmo y estilo de viaje que me gusta.

Para la mayoría de quienes viajamos por tiempo largo, hacerlo con un amigo de casa resulta más un problema que una aventura, a no ser que estén en la misma sintonía, lo cual por lo general no ocurre. Desde el momento que empiezan con sus condiciones tales como; no dormiré en habitación compartida, a mí no me gusta caminar mucho, me duele esto y esto otro, me da miedo hacer eso, no quiero hacer dedo, quiero ir a un hotel, quiero comer en restaurant, y así suma y sigue, pienso que es una buena excusa para decirle, “en beneficio de nuestra amistad, no es una buena idea viajar juntos”.

Les aseguro que será más valioso conservar esa amistad de años siendo sinceros que exponerse a una situación de riesgo como lo es pelearse para siempre, y no les quepa la menor duda que este es el pensar de la mayoría de los viajeros. ¡No ofense my dear friends!