23 febrero 2011

Viña 2011: ¿Y dónde está el Festival?

Cuento los días para el viernes. No sólo es el momento en que empieza el fin de semana, no sólo implica que me voy a la playa… Significa que estaré a horas y metros de presenciar el show sinfónico de Sting en el Festival de Viña 2011. Pero lo que me emociona es, obviamente, él, uno de mis cantantes favoritos. El Festival mismo, que de “festival” ya no tiene nada, cada vez entusiasma a menos gente.

Cuando se confirmó la parrilla de artistas hace un tiempo atrás, vi la nómina y la encontré impresionantemente dispareja. Dos grandes artistas en momentos muy disímiles en sus carreras y que apuntan a públicos totalmente diferentes –Roberto Carlos y Sting– y un cúmulo de otros medianos o pequeños instalados como piezas calculadas. Sin duda Chayanne, Marco Antonio Solís, Alejandro Sanz o Américo son exitosos y tienen muchos fans, pero no se puede negar que vienen cantando las mismas canciones hace mucho rato y que no generan ninguna sorpresa o novedad. Son los “números probados”, pero que no necesariamente dan brillo al escenario.

Ya no estamos en los 80’s donde el Festival de Viña lanzaba grandes nombres al estrellato pues no tenía competidor; hoy hay muchas otras instancias que convocan más público y tienen mejores artistas. Que generan ruido y diferencia.

Lo que debería ser el centro del espectáculo, el “festival” como tal, la competencia nacional e internacional, hoy es vista por la masa como un mal necesario, casi un cacho. Hace tiempo que dejó de ser una real plataforma para artistas en potencia, o yo estoy muy perdida y no me he enterado. ¿Paolo Meneguzzi despegó finalmente?

«En vez de ser un festival al que había que ir, como antes, ahora es simplemente un programa de televisión«, dice Juan Antonio Muñoz, editor de espectáculos de El Mercurio, a BBC Mundo. Estoy de acuerdo. Hoy es más importante cómo se van a besar Eva Gómez y Rafael Araneda o si hay alguna pelea en el backstage, que la entrega de la gaviota al representante del país ganador (el asunto del chacreo de las gaviotas para los artistas invitados da para otra columna completa). El foco cambió, y ya no sé cuál es. El Festival de Viña se ha convertido en un híbrido que no tiene claras sus prioridades y, por lo mismo, nos confunde a nosotros, instándonos a disfrutar de números aislados en lugar del espectáculo en su conjunto. ¿Será esa la idea?

Además de la transmisión de Chilevisión para el territorio chileno y A&E para Latinoamérica, quienes posean un Infinia pueden ser espectadores del festival en HD por el canal 811 de VTR. Juzguen ustedes mismos. Y no me digan que no harán zapping cuando empiece la competencia folklórica…

Fran Solar

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