TV Review: Southcliffe «Stephen cogió su fusil»

En el ficticio pueblo de Southcliffe acaba de ocurrir una masacre. Stephen Morton, ex militar y miembro de esta comunidad, cogió su fusil, salió de su casa y asesinó a 15 personas al azar.

El periodista David Whitehead (Rory Kinnear) es enviado al pueblo a cubrir la tragedia. Su editor lo envía porque David tiene una conexión muy personal con Southcliffe. Nació y se crió allí, y ese hecho plantea la oportunidad perfecta de tener una perspectiva única y sentida de la tragedia.

El reporte inicial de David es esperanzador: «Yo procedo de este lugar. Las personas no cometen asesinatos en masa en un pueblo como este. Es una comunidad unida y respetuosa de la ley. Almas sencillas, buena gente«. Luego una pausa y todo se derrumba en vivo y en directo: «Eso es lo que se dice en televisión, eso es lo que ustedes quieren creer que son, pero no es así como yo los recuerdo y no es lo que veo ahora».

La historia de David con el pueblo de Southcliffe es una herida abierta y en vez de articular su despacho con lugares comunes de pesar y compasión, estalla y señala directamente a los vecinos como cómplices de un brote de violencia que a su juicio se ha estado incubando desde hace años.

Todo esto ocurre antes de que pasen cinco minutos del primer episodio. Las reglas están claras: esto no es CSI, no veremos una reconstrucción pormenorizada de los acontecimientos, ni indagaremos en perfiles criminales o investigaciones policiales. Southcliffe es la historia de un pueblo, un crimen y la exploración de los demonios que emergen en medio de la tragedia.

Stephen Morton (Sean Harris), es un hombre agotado por las crueldades de la vida, con una madre enferma y una historia plagada de constantes humillaciones. Sus vecinos son gente común y corriente, con pequeñas miserias cotidianas, que ocultan secretos, infidelidades y resentimientos, pero que viven en aparente armonía. Muchos de ellos se burlaron de Stephen, otros simplemente lo ignoraron. Hasta el día en que Stephen cogió su fusil.

 El drama de la BBC dirigido por Sean Durkin (Martha Marcy May Marlene) recrea la tragedia con constantes saltos en el tiempo que ponen a prueba la atención del espectador y repiten la historia desde distintos puntos de vista: el del propio autor de la masacre, el de las familias de las víctimas y el del reportero, atormentado por su doloroso pasado en el pueblo.

Sombría, violenta y extremadamente triste, esta no es una miniserie para pasar el rato. En Southcliffe no sale el sol y no hay ni una gota de humor. Con ritmo pausado y una atmósfera siempre opresiva, cada uno de los cuatro capítulos de esta miniserie británica logra transformarse en una puñalada íntima y profunda en el estómago del espectador.

Televisión solo apta para valientes.

La miniserie británica Southcliffe se encuentra disponible en Netflix.