¿Y tú, todavía no ves Parks and Recreation?

Mi abuela Elvira era una mujer de rutinas, su actividad favorita comenzaba tipo tres de la tarde y consistía en la lectura en voz alta de la sección cartas al director de «La Estrella de Valparaíso»: “Estimado señor Pepito, todas las tardes veo a jovencitas y muchachos en eufóricas demostraciones de amor altamente reñidas con los modales y buenas costumbres”; “Estimado señor José, mi vecino tiene tres conejos que se comen mis rosales”.

Las mejores lecturas eran esas que incluían la respuesta de algún funcionario municipal: “Estimada señora Juana, un empleado, designado especialmente para este caso, estudiará la situación de los conejos come rosales”. Esos días mi abuela transmitía todo el día sobre el poder de la prensa escrita y proclamaba que algún día escribiría una carta denunciando a todos los vecinos del barrio. Yo quería harto a la señora, pero hay que admitir que era extremadamente vengativa y peleadora.

Mi abuela podría haber representado a la perfección a cualquiera de los estrafalarios y dementes habitantes de Pawnee, Indiana, en esa joya que es Parks and Recreation. Y estoy segura, de que mi ídola personal, Leslie Knope, habría escuchado atentamente todos y cada uno de sus alegatos.

¿No sabes quién es Leslie Knope? No importa, no te has perdido de nada, solo del personaje más inspirador de la comedia televisiva actual.

Corría el año 2009 y en la tele la rompía la versión norteamericana de The Office. Ben Silverman, uno de los productores ejecutivos de la Oficina de Michael Scott y compañía, llegaba a la NBC decidido a repetir la fórmula “mockumentary” o documental falso, en que los personajes hablan a la cámara y saben que están siendo grabados. Si ya le había resultado al capo de Ricky Gervais en la versión original The Office (2001), a esa maravilla que es Arrested Development (2003) y a la versión norteamericana de The Office (2005), no había razones para suponer que no funcionaría una vez más en un spin-off titulado Parks and Recreation.

Amy Poehler acababa de dejar Saturday Nigth Live y se convirtió en la elegida para liderar la nueva avanzada, interpretando a una optimista burócrata que trabaja en el Departamento de Parques y Recreación de un pueblo donde nadie come sano y un pony es la súper estrella local.

Parks and Recreation gira en torno a este pequeño pueblo, sus estrafalarios habitantes y las batallas que la amante de los waffles y futuro ícono del feminismo, Leslie Knope, enfrenta cada día en su labor como empleada gubernamental.

Los comienzos de la serie no fueron fáciles, a pesar del innegable talento de Poehler. En los seis atropellados capítulos que tuvo la primera temporada la herencia de The Office pesó demasiado y la fórmula no terminó de cuajar. *Nota al margen: Mi recomendación, si no has visto la serie, es que veas solo el piloto y saltes inmediatamente a la temporada dos (así de irregular es esa primera parte). Sin embargo, Parks logró escapar de las garras de la cancelación y en la segunda temporada descubrió su propio estilo y se convirtió rápidamente en un imprescindible de la TV.

Hoy, Parks and Recreation, es una de las pocas series que saca carcajadas sin recurrir a las risas enlatadas, haciendo uso de la fórmula más antigua y certera de todas: personajes inspiradores que lejos de permanecer como caricaturas estáticas entre una sucesión de gags, saben evolucionar durante cada una de las temporadas, combinando críticas acidas con la cantidad exacta de humor naif, capaz de conquistar el corazón de los televidentes más duros.

En el centro de la historia tenemos la tierna y envidiable relación de Leslie y Ben Wyatt (Adam Scott). Ella, una Lisa Simpson adulta, con una personalidad obsesivamente adorable y la firme determinación de convertirse algún día en la primera presidenta de Estados Unidos. Él, un contador ultra nerd que ama los juegos de mesa, Games of Thrones y a Leslie Knope. Ben fue el primer adolescente en convertirse en alcalde de su ciudad, pero fue destituido después de gastar los fondos públicos en la construcción de una ciudad de hielo.

Junto a Leslie, en calidad de mejor amigo y mentor, Ron Swanson (Nick Offerman). Carnívoro nivel alfa, capitalista antiburocracia y alérgico a cualquier cosa remotamente parecida a las demostraciones de cariño. Una vez que conoces a Swanson, la vida nunca vuelve a ser igual, cualquier frase que sale de su boca está destinada a convertirse en un meme instantáneo y en objeto de culto.

La segunda pareja favorita de la serie es sin duda alguna la compuesta por Andy Dwyer (Chris Pratt) y esa dulzura malvada llamada April Ludgate (Aubrey Plaza). Él es un chico dulce, bonachón, ingenuo y sencillo, su personalidad secreta es Bert Macklin, agente del FBI, y sueña con hacer el mejor sandwich de queso jamás visto. Ella una “Daria” moderna, joven discípula de la apatía de Ron Swanson, fiel compañera de Andy y de su perro de tres patas “Champion”.

El grupo se completa con Ann Perkins (Rashida Jones), amiga incondicional y ser humano perfecto según el manual de Leslie Knope, Rob Lowe en el papel de un entusiasta y desbordante Chris Traeger, Aziz Ansari como el extravagante Tom Haverford, Retta en el papel de Donna Meagle y Jim O’Heir como el torpe y algo maltratado Jerry Gergich.

Si aún no te topas con ella, este es el momento para que ingreses en el universo de Pawnee, Indiana. Su temporada siete ya fue confirmada y Netflix tiene en su catálogo sus cuatro primeras temporadas.

Que nunca te importe que Parks and Recreation no sea la comedia más popular o que sus capítulos de estreno estén relegados a la madrugada del día sábado en el cable: si le pones play hoy, te aseguro que mañana ya serás uno de sus fieles seguidores. El que tiene la suerte de conocer Pawnee, se queda a vivir allí para siempre.

Recuerda que puedes ver esta serie y muchísimas más en la aplicación Netflix de tu LGSmart TV.