[Netflix Review] ‘La Casa de Papel’, la serie española que vas a querer ver
Hace unas semanas atrás se estrenó en Netflix La Casa de Papel, una serie de suspenso policial que a estas alturas ya se ha convertido en una de las mejores apuestas españolas en mucho tiempo. ¿Qué si acaso ya la vimos? ¡Obvio que si!, sintonicen Netflix en su Smart TV LG y comentémosla YA.
Cualquiera puede intentarlo, pero pocos lo logran
La historia cuenta sobre un grupo de ladrones con diferentes experticias que planean hacer el atraco más grande de la historia de España: un asalto a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, con el que pretenden producir dinero en la imprenta y sacar 984 millones de euros. Una planificación estudiada por años por «El Profesor» (Álvaro Morte) y que intenta burlar cualquier tipo de acción policial que tratase de detenerlos.
Personajes-ciudades
Volviendo a la trama: en La Casa de Papel los personajes tienen nombres en clave. A diferencia de la película de Tarantino en que los asaltantes usaban apodos de «colores», en esta serie los maleantes usan nombres de ciudades como «Berlín» (Pedro Alonso), «Tokyo» (Úrsula Corberó), «Río» (Miguel Herrán), «Moscú» (Paco Tous), «Denver» (Jaime Lorente) y «Nairobi» (Alba Flores); detalle que junto a unas máscaras de Salvador Dalí, los ayuda a mantener el anonimato con sus rehenes y las cámaras apostadas en las afueras del edificio.
Por supuesto, hay algunos dentro de este grupo de rebeldes que se vuelven villanos al romper las reglas del plan ideado por El Profesor. Un villano de esos es «Berlín»; un hombre calculador que es capaz de matar a un rehén con tal de sacar adelante el plan del robo, cuestión que genera el principal conflicto. Él es la amenaza más grande para quienes no siguen las reglas, es el castigador, el verdadero antagonista y muy bien que lo hace Pedro Alonso sacando a lucir los años de experiencia en cine y televisión. Probablemente el personaje más grande dentro de La Casa de Papel.
La policía, en tanto, está liderada por Raquel Murillo (Itziar Ituño), la detective a cargo de la operación de rescate de los rehenes, pero que al mismo tiempo se ve obligada a lidiar con diferentes aristas del machismo, su familia, y la tensión psicológica de ver como el atraco va cinco pasos más adelante de lo que ella espera. Situación inusual que origina una especie de juego constante entre el espectador y la serie, donde nosotros (los que estamos con la guata apretada viendo todo desde afuera) podemos elegir ser parte del plan de robo, o bien, mantenernos ocupados pensando en alguna forma de desarticular la banda como si estuviéramos «ahí» dentro del televisor.
Una serie vertiginosa (y exitosa)
Como suele pasar en este tipo de proyectos de calidad, una vez hizo su aterrizaje en Netflix desde Antena 3, la serie alcanzó un público mucho mayor de lo esperado. En IMDb incluso, la serie creada por Álex Pina fue catalogada con un puntaje de 8,8, siendo así la mejor serie española de la historia para muchos y muchas. Una serie que con 13 capítulos de cuarenta-cincuenta minutos cada uno y dos temporadas, se cuenta sola sin necesidad de sostenerse en refritos que apelan a la nostalgia.
La Casa de Papel es ficción, cultura y también es entretención. Quizás a estas alturas es muy probable que otras grandes súper producciones estén envidiando el éxito global que la serie ha tenido en tan pocos meses, y es probable que también muchos de nosotros quedemos con un hueco en el alma cuando esta serie llegue a su fin. Al menos, sabemos que la segunda temporada (con algunos capítulos menos que la primera) llega el próximo abril a Netflix. Si no la ha visto, es momento de que la vea y se una al atraco más grande y emocional de la historia.