Luther: Aplique play a un maratón televisivo

Netflix es el paraíso de las segundas oportunidades. Allí están esperándote las series que no viste porque estabas ocupado viendo otra serie o interactuando con personas de carne y hueso (El Horror). Gran parte de mi amor por la cadena de streaming se sustenta en su catálogo de series inglesas, especialmente en las de la BBC, siempre impecables, sin capítulos de relleno y con el ritmo ideal para maratonear frente al televisor.

El último maratón televisivo lo tuve con Luther. Un oscuro drama policíaco cuyo primer capítulo inicia con el detective John Luther (Idris Elba, The Wire, Pacific Rim) jadeando como animal mientras persigue a un pedófilo en un edificio abandonado. Hay golpes, el piso cede, el criminal queda suspendido a muchos metros de altura, suplica por su vida y nuestro protagonista espera pacientemente que la bestia caiga al vacío. Todo esto antes de los créditos iniciales.

Picture shows: DCI John Luther (IDRIS ELBA) and DS Justin Ripley (WARREN BROWN)

Luther es mucho más que una serie policial aún cuando se rige bajo los códigos del género, asesinos en serie versus detective brillante que lucha contra sus propios demonios internos. Jugando también con el subgénero de policía torturado seducido por una psicópata igualmente inteligente, una exquisita Ruth Wilson (The Affair) en el papel de la siniestra, pero siempre encantadora Alice Morgan.

Hay que tenerle paciencia al personaje de Alice Morgan, al inicio el espectador puede sentirse incómodo con su presencia, pero ya a la mitad de la primera temporada estará deseando que tenga más minutos en pantalla.  Alice no es una simple némesis o un nudo de tensión sexual para Luther, es un huracán de intensidad y diálogos perfectos. Es El Silencio de los Inocentes con los géneros invertidos, Clarice Starling buscaba en Hannibal Lecter un guía capaz de reemplazar a su padre ausente, John Luther busca en Alice Morgan una mujer que la cacería no pueda arrebatarle.

La serie se consume como la pólvora gracias a la calidad de sus actores y al viaje que plantea. El Londres creado por Neil Cross (Croosbones, Mamá) es oscuro y perverso. Los asesinatos son rituales perpetuados por monstruos cotidianos que suelen contar con toda nuestra confianza; el taxista que nos recoge a medianoche, el anciano parapléjico que sonríe desde una silla de ruedas. No hay lugar seguro, ni siquiera para el telespectador, que en numerosas ocasiones es convertido en voyerista al ser puesto en cámara subjetiva tras los ojos del asesino.

Cada uno de los criminales está bien perfilado y logra producirnos auténtico terror. Mis favoritos, hasta ahora, el soldado que asesina policías por encargo de su padre y la pareja de hermanos gemelos que, muy al estilo de «El hombre de los dados» de George Cockcroft, comienza a masacrar la Isla del Norte según los resultados arrojados por un par de dados sobre el asfalto.

John Luther está en una carrera contra la muerte y ésta siempre parece llevarle ventaja. No es casualidad que la primera escena de la serie sea una persecución, todo Luther es una cacería. Los asesinatos no se detienen y el cazador siempre debe regresar a la batalla. La cacería se realiza en solitario y al final de cada captura, el cazador sigue aún más solo y huérfano que al inicio. «Este es mi último caso«, dice. Nosotros sabemos que es incapaz de alejarse de la escena del crimen.

Luther es una delicia para los amantes del género y un respiro dentro de la avalancha de procedimentales de cartón. Larga vida al detective John Luther.

* Las tres temporadas de Luther se encuentran disponibles en Netflix. Si quedas con ganas de más, tu adicción será saciada a fin de año cuando la BBC traiga de vuelta la serie en un especial de dos episodios.