18 mayo 2017

«Alien: Covenant». ¿Qué tal?

En el capítulo anterior de las precuelas de Alien…

Había una vez una nave espacial llamada Prometeo que llevaba en la tripulación a Lisbeth Salander (científica), Magneto (robot) y Furiosa (furiosa), y que iba a un planeta donde había una nave botada y la nave tenía unos termos con petróleo satánico. Los dueños de la nave botada eran unos musculosos gigantes igualitos a Calamardo Guapo, lo juro:

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Bueno, resulta que los termos con petróleo en realidad eran un arma letal extraterrestre capaz de engendrar monstruos en las personas, y Magneto era el clásico robot mala onda en el que no se puede confiar, a diferencia de otros robots buena onda como Terminator, HAL 9000 y Gonzalo Valenzuela. Cuento corto: Los Calamardos Guapos en realidad eran nuestros creadores, y por lo tanto les importábamos un pepino por filosofía, y al final uno de los monstruos engendrados por el petróleo satánico era muy parecido al Alien, pero no era el Alien realmente, pero sí.

¿Prometeo 2?

Esta semana se estrena Alien Covenant, que es básicamente Prometeo 2: bueno ya Alien. Y sigue directamente la historia de Prometeo, así que no se hagan los chorizos y ténganlo en cuenta (igual si han leído hasta aquí ya les hice un resumen maestro, así que salvaron). Esta vez la historia se trata de una nave llamada Covenant, que va cruzando el espacio sideral rumbo a un planeta que vamos a colonizar, porque ya no tenemos dónde botar basura o qué sé yo. La nave lleva como chorromil colonos, más un montón de embriones porque, al parecer, en el futuro ya no hay reproducción por el medio tradicional, aunque hay una escena en una ducha que indica lo contrario… Como siempre pasa en este tipo de películas, la nave recibe una “llamada de auxilio” que hace que los compadres se desvíen de su curso original, y ahí llegan a Calamardia Guapex 8, ni más ni menos que el planeta de los Calamardos Guapos.

Aquí el capitán de la nave (Dr. Manhattan), decide bajarse al planeta a cachar, total qué malo podría ocurrir, relajado. Ni siquiera bajan con traje de astronauta ni mascarillas contra la gripe porcina, y como en el futuro la humanidad es más evolucionada, apenas aterrizan empiezan a pisotear plantitas, fumar y pasarle la lengua a las piedras. Y yo sé que no soy ningún Neil deGrasse Tyson, pero todas estas prácticas en un ambiente extraterrestre, completamente desconocido, me parecen un poquito arriesgadas, en mi opinión. Y obvio que toda la tripulación está a punto de encontrarse con una sorpresita que nadie imagina, salvo los que vieron el tráiler y los que saben cómo se llama la película.

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Hasta aquí todo bien, pero…

De ahí no pasa mucho tiempo hasta que andan todos corriendo, gritando y sangrando. Y si me permiten serles muy James Franco, les diré que hasta aquí la película me tenía más agarrado que facehugger en el Tagadá. Estaba todo bien, los personajes parecían obreros de la constru (igual que en la primera película), la nave estaba pulenta, su misión y dramas claritos, los efectos especiales se veían a todo pork, y mi alma comía cabritas, feliz.

Pero entonces empezaron a aparecer los monstruos, y de a poco la película se fue desmoronando como un castillo de arena que ha sido armado sin la suficiente humedad (metáfora). Yo sé que no hay que comparar, pero cuando la película tiene “Alien” en el título, y es dirigida por el mismísimo Ridley Scott (A Good Year), lo mínimo que podemos hacer es ubicarla dentro de una saga, y la saga Alien siempre ha sido sobre los enigmas del universo, sobre una criatura que es completamente ajena a nuestra realidad y que choca con la raza humana.

La primera película se trata de un grupo de astronautas-camioneros descifrando de a poco una forma de vida que más funciona con la lógica de un demonio o de una criatura de pesadilla. El piloto fosilizado gigante, las motivaciones del bicho, su ciclo biológico, todo eso son grandes misterios que juegan en nuestra contra. ¿Se acuerdan de esa secuencia increíble en que Ripley se encontraba al Alien en la nave, después de que lo creía muerto? El bicho se queda ahí parado inmóvil y nosotros no sabemos si está durmiendo, si está hibernando, si está intentando propasarse con la nave, o qué diablos. Porque ese es el espíritu de Alien, enfrentarse a lo más desconocido posible. Si lo piensan hasta Alien Resurrection intentó eso, y como ya no les quedaba misterio, decidieron transformar a la misma Ripley en una “criatura” e introducir un híbrido Alien-Humano, para sorprendernos con lo desconocido, haciendo un lazo entre aliens y humanos, porque hasta ellos entendieron. Ellos, los de la secuela más basureada de la saga (sin participación de Predators).

Acá Ridley Scott no está ni ahí con esas cosas. Tal como en esa precuela de The Thing llamada The Thing, acá Ridley Scott parece no entender bien qué funcionaba en su primera película (obra maestra de la vida). O si lo entiende no le importa y quiso hacer otra cosa. Porque los monstruos en esta película son eso, monstruos muy rápidos sin ninguna motivación salvo asesinar, como en un video juego de Alien en que uno arranca y dispara no más, y esto pasa desde que son recién nacidos. Esa es la otra. En esta película el ciclo vital desde facehugger hasta alien adulto dura como diez minutos, cuando en todas las películas anteriores tardaba días completos.

Así que aunque hay buenas ideas (que sí me gustaron [ejemplo: la lucha de dos sintéticos]), no puedo recomendarle esta película a ningún fanático de la saga Alien. Sí puedo recomendársela a la gente que les gustan las películas con robots medio filósofos, o los que disfrutan ver naves espaciales, o personajes haciendo cosas tontas como inhalar esporas de una plantita tóxica en un planeta desconocido sin casco, o que no saben descifrar a tiempo las malas intenciones de alguien que claramente tiene malas intenciones.

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Ridley Scott conversando con Ridley Scott

Viendo esta película, me dieron muchas ganas de que el Ridley Scott que dirigió Alien viajara en el tiempo para tener una seria conversación con el Ridley Scott que dirigió Alien Covenant.

(Alguien golpea la puerta).

Ridley Scott 2017: ¿Quién osa interrumpir mi proceso creativo? ¡Estoy escribiendo Gladiador 2: Maximus También Era Replicante!

Ridley Scott 1979: Hola Ridley Scott. Soy yo, Ridley Scott.

RS 2017: ¡Pero qué joven me veo! Momento, ¿soy yo un Replicante?

RS 1979: ¡Córtala! Vengo del pasado a recordarte que los Aliens son unos animales. ¿Te acuerdas cuando estábamos diseñándolo y tú dijiste que si lo hacíamos sin ojos iba a ser mucho más terrorífico porque nunca íbamos a saber en qué estaba pensando, o cuáles eran sus intenciones?

RS 2017: Más o menos.

RS 1979: ¡Esa fue la decisión correcta, Ridley maldita sea! Es un animal desconocido, la idea es que nunca sepamos lo que va a hacer. ¿Te acuerdas cuando nace, y lo primero que hace es esconderse? ¡Eso es lo que haría un animal! ¿Te acuerdas también que en una escena lo vemos parado en un rincón y es lo más terrorífico del mundo porque nadie sabe si está durmiendo, o si está hibernando o qué diablos? ¡En una escena hasta lo mostramos durmiendo como murciélago, pero flota! ¡La gravedad afecta al Alien de manera distinta!

RS 2017: Mmm, no, eso estuvo mal. No es un animal, es un monstruo, vieja. Un arma biológica.

RS 1979: ¡No!

RS 2017: Respeta a tus mayores, cabro chico. Soy Ridley Scott. Este era el plan desde el principio, siempre lo supimos.

RS 1979: ¡Eso es mentira, lo inventaste después!

RS 2017: Thelma & Louise también son armas biológicas creadas por seres superiores.

RS 1979: ¿Quién es Thelma & Louise?

Etc.

Ya oh, no se enojen, ese diálogo es ficticio, puede que no haya ocurrido. Pero se entiende la idea, ¿o no? Quizás esta película sería buena si en vez de Alien fuese otra cosa, pero como parte de una (pulenta) saga no pega ni junta. Y es muy triste porque tenía de todo para ser buena. Ojalá tuviese mejores personajes (aparte de los sintéticos), ojalá hubieran dejado más tiempo la historia en el horno, ojalá. Porque lo que nos importaba es lo que le pasaba a los personajes que se encontraban con el Alien, no queríamos saber el currículum vitae ni el árbol genealógico de los bichos. Pero bueno, en el espacio nadie puede escuchar tus quejas. Vuela alto, Alien.

¿Viste ya la película? ¿Qué te pareció?

Hermes El Sabio

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