2 septiembre 2015

Adiós, Wes Craven (1939 – 2015)

“Wes Craven”. Seguro éramos muchos los que leíamos las carátulas en los videoclubs y pensábamos que “Wes Craven” era una frase en inglés relacionada con el terror. Qué quieren que le haga, éramos analfabetos y no sabíamos nada. Solo sabíamos que esa combinación de letras se relacionaba con el terror de alguna manera, igual que otras “frases” como “John Carpenter”, o “Stephen King”. Eran los tiempos en que uno buscaba las emociones fuertes y las sorpresas en las películas, sin tener consciencia de que existían personas que hacían esas películas, personas que se ganaban completamente el título de “autores”.

Wes Craven era definitivamente uno de esos autores.

Desde que supimos de su muerte hace un par de días, los titulares se han engolosinado con cosas como “El maestro del terror” o incluso “El padre de Freddy Krueger”. Y aunque esas cosas son ciertas, encuentro que le quitan peso a lo que realmente fue Wes Craven para el terror contemporáneo, y eso fue ni más ni menos que un autor de aquellos, que ayudó a darle forma a una industria que hoy día es grito y plata, pero que partió no con ganas de hacernos saltar del asiento un par de veces, sino con ganas de horrorizarnos de verdad y hacernos pensar en el proceso, porque para él el terror era una forma de hablar de problemas serios que la gente estaba evadiendo.

La última casa a la izquierda

Porque para que sepan, este señor empezó a hacer películas después de los treinta años, y después de trabajar como profesor de filosofía, en una época en que los gringos tenían la escoba ética por su participación en la guerra de Vietnam. La primera película de Wes Craven fue una película de terror muy barata Vuelto del Pan Productions que se trataba de dos papás muy civilizados que terminaban ejecutando una cruel venganza (incluyendo castraciones y sierras mecánicas), cuando les daban alojo sin querer a la banda de delincuentes que había asesinado a su hija. La última casa a la izquierda (1972) se llamó la película, y era un remake no-oficial de una película de Bergman (La fuente de la doncella), que a su vez estaba basada en una leyenda religiosa nórdica. Todo era una alegoría de lo frágil que es la sociedad, y de cómo los individuos más civilizados son empujados a la violencia extrema al encontrarse bajo la presión correcta. Y no es por ser snob pero loco, ¿cuántos peliculastas hoy en día pueden jactarse de tener este tipo de influencias e intenciones a la hora de hacer sus películas de terror? Muy pocos. Y por eso hay tantas películas de terror malas. Sorry.

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Aunque La última casa a la izquierda está mal actuada, se ve fea, la música es un chiste, y los efectos especiales no salvan a nadie, la fuerza de sus ideas y el momento histórico preciso la transformaron en un éxito. Se hizo famosa por su campaña publicitaria que en el póster decía “Para evitar desmayarse… Repítase a sí mismo: Es solo una película, es solo una película, es solo…” y le fue lo suficientemente bien no solo para que Wes Craven pudiera seguir haciendo películas, sino también para darle el puntapié inicial a una era dorada de películas de terror brutales e inolvidables donde los malos eran seres humanos retorcidos, que perdura hasta el día de hoy. Porque sí, fue Wes Craven el que abrió las puertas para que existieran The Texas Chain Saw Massacre, Halloween, Viernes 13 y todo ese terror que hoy echamos de menos, siempre con protagonistas adolescentes preocupados de pasarlo bien, siempre recordándonos que la maldad está en nosotros mismos.

The Hills Have Eyes (1977)

Fue otra película en que Wes Craven aprovechó su enojo de profesor de filosofía viendo que su país se iba al carajo. Acá una típica familia gringa se perdía en las montañas y se topaba con una familia de mutantes salvajes e incestuosos buenos para asesinar gente y comérsela. Los mutantes tenían nombre de planetas y se vestían como extras rechazados de Mad Max. Y por si el mensaje no estuviera lo suficientemente claro, la familia tiene de mascota a dos pastores alemanes llamados “Bella” y “Bestia”. Obviamente Bella muere y Bestia sobrevive, para ilustrar aun mejor lo que le pasa a la típica familia gringa cuando tiene que defenderse.

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 Freddy Krueger

Pese a estos éxitos, la carrera de Wes Craven se fue al cielo cuando a principios de los ochentas se le ocurrió llevar todavía más allá el género del “slasher” (películas de «asesinos”) que según él ya estaba empezando a guatear. Su idea era seguir el mismo modelo, agarrar a un montón de jóvenes que solo quería pasarlo bien para después hacerlos pebre, la novedad siendo esta vez que esa violencia ocurriría en los sueños de los jóvenes, y que el motivo de esta violencia sería una venganza desde el más allá por los pecados que cometieron los padres. Para el malo escogió a un asesino de niños horriblemente quemado, con un guante con cuchillos al que bautizó como Freddy Krueger (el malo de La última casa a la izquierda se llamaba “Krug”, ¿coincidencia? Nah). Todos sabemos que la película A Nightmare on Elm Street (1984) se transformó en un éxito que trascendió a la cultura plop y generó chorrocientas mil secuelas, series de televisión, cómics y hasta juguetitos. Freddy se transformó en un asesino comediante que mataba en pesadillas elaboradas y colorinches, pero a todos se les olvida que en esta primera película el compadre casi ni se veía, y que las pesadillas de verdad eran inquietantes y con la lógica de los sueños. El atractivo claro es que a cualquiera nos podía atacar Freddy Krueger, porque todos tenemos que irnos a dormir todos los días. Genio.

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Freddy en la original: En las sombras e inquietante y sin chistecitos.

Scream

Y aunque es lindo decir que la gente fallecida es perfecta, hay que decir que la carrera de Wes Craven estuvo llena de guatazos considerables, con muchas películas que no quedaron ni por si acaso tan buenas como esperábamos. Pero creo que es seguro decir que hasta sus fracasos fueron interesantes. Hasta que a finales de los noventa decidió volver al “slasher” pero con una vuelta muy interesante: Ahora los protagonistas de la película de terror ESTABAN AL TANTO del terror como un género. Conocían sus reglas, y entendían el peso de la cultura plop en las vidas de las nuevas generaciones. La película se llamó Scream (1996), y fue un nuevo exitazo en la carrera de un Wes Craven que estaba muy de capa caída. Tal como hizo con la última vez que volvió a Freddy Krueger en New Nightmare (1994), lo que le interesaba a Wes Craven era dar vuelta la cultura de las películas de terror, y hablar del efecto que este género tenía en la vida real. Se puso “Meta”, como dicen, y eso fue suficiente para darle aliento a veinte años más de carrera.

scream

En resumen, y perdón por ser tan majadero, fue un autor. Alguien que siempre supo ponerle cerebro a sus películas aunque se trataran de matar adolescentes parranderos, y aunque su público estuviese más pendiente de las cabritas y/o del besuqueo. Se veía siempre generoso con sus fans, y tenía mucho sentido del humor o si no me creen vean cómo se ríe de sus películas Scream y de sí mismo en Jay y Silent Bob Strike Back. Un buen tipo, que además ayudó a cimentar el género del terror como lo conocemos hoy día.

Por todo eso, gracias Wes Craven. Descanse en paz, tatita, y sin pesadillas. Se lo merece.

Foto principal: es.ign.com

Hermes El Sabio

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