Maldita / Bendita Nomofobia

Fuente: http://dibujosgiova.blogspot.com/

Así, tal cual. Resulta que lo que creíamos era una simple maña, resulta que tiene hasta nombre, descripción, síntomas y lo que se le ocurra. ¿Y de qué se trata? Pues ni más ni menos de un miedo a estar sin teléfono, quedarse sin saldo, no tener señal o cualquier cosa por el estilo que impida que se actualicen los datos por culpa del famoso 3G.

El término viene del inglés «no-mobile-phone phobia» y, por supuesto que dados los tiempos, nos referimos a los smartphones, ni crean que al ladrillo de pantalla verde con el que jugábamos snake en el Metro.

La popularización de los teléfonos inteligentes no sólo ha revolucionado la tecnología, sino además cómo nos relacionamos con ella. El cambio es cultural, pues se han modificado los hábitos de las personas.

¿Se acuerdan cuando mirábamos a la gente que iba en la micro?
¿Se acuerdan cuando esperábamos a alguien y leíamos las portadas de los diarios del negocio?
¿Se acuerdan cuando nos sabíamos casi de memoria el contenido de los champú? “Este producto ha sido producido con la más fina camomilla de…” Oigan si cualquier cosa servía para ir al baño. Hasta pensé varias veces en incrementar mi negocio vendiendo joyas de acero que la revista de los avisos me ofrecía. Ahora ¡paf! Teléfono, prensa digital, Twitter, Facebook o simplemente matar chanchos verdes burlescos o caramelos en filas de 3,4 o 5, todo desde el mismo aparatito.

Que no se piense que estoy en contra de esto. Es más, me considero una nomofóbica con reparos. Si bien creo que muchas veces el smartphone es un excelente anticonceptivo (hombres, entiendan: el Whatsapp que salta desde el velador SE QUEDA en el velador), puchacay que te salva el teléfono cuando el amigo-padre-primerizo-ex-alma-de-la-fiesta empieza a hablar de las maravillas que hace su guagua casi superdotada. ¿Muy maleducada? Lo siento, es que me perdí justo cuando me empezaste a hablar de AFP en mitad de una reunión social.

En algunos restaurantes se ha establecido una muy buena idea llamada cell parking, una guardería de teléfonos para que las personas disfruten su cena sin mirar la pantalla cada 3 segundos. Llegas, lo dejas en un locker y lo recuperas una vez terminada tu cena. Esta maravilla no es propia del boliche en sí, es más bien la activación de una marca de vinos que te invita a disfrutar de una noche especial, pero bien vale la pena rescatar la intención.

Así que ya saben, miren un poquito más para el lado, para el frente, para adelante y suelten un ratito el teléfono y en cuanto lo tengan de nuevo: porfa porfa porfa, mándenme más vidas de Candy Crush. ¡Ja!