Televisor, computador y telefonía: A mejor tecnología, menor volumen

¿Vieron The Imitation Game (o como la titularon en latinoamérica, El Código Enigma)? Bueno, en esa película retratan a Alan Turing, quien es uno de los padres de la ciencia de la computación. En ella se ve una máquina gigante, una pared completa que mediante algoritmos descifraba mensajes secretos Nazi (por lo menos esa era su función o intensión).

La cosa es que, sin querer queriendo, a uno se le viene a la cabeza la imagen del primer computador que era una enormidad, una pared llena de estantes metálicos y luces y tipos en cotona con cara de «mmm, interesante» analizando papeles, o quizás algo «más moderno» como el computador (sala) de la Iniciativa Dharma de Lost. Tremendos artefactos en esa época, que hoy tenemos en medidas de 26×23 cm apróx, que podemos llevar bajo el brazo y que pesan un par de gramos (sí, gramos).

Esta es una de varias tecnologías que pasaron de ser grandes equipos dignos de un gimnasio, a ser miniaturas que se llevan en la mano en algunas décadas. Miremos algunos de estos impresionantes casos:

Computador portátil: 35 años después y 9 kilos menos

Hace poco en LG TV se publicó un artículo llama De kilos a gramos: La llamativa evolución de los Notebooks y allí aprendemos que, contrario a lo que uno podría pensar, el primer computador «portátil» es de 1981, tenía una pantalla minúscula y pesaba alrededor de 10 kilos, ¡10 kilos! Imagínense acarreando dicho aparato a la universidad o la oficina. En su tiempo fue revolucionario, pues la computación estaba enfocada principalmente en las áreas científico y militar, así que para ellos fue lo máximo.

Nos saltamos muchos años, olvidamos el «computador de escritorio», el fiel PC, porque la comodidad lo es todo, al igual que la dependencia que tenemos de la tecnología. Así pasamos de ese «portátil» de pantalla enana y 10 kilos, al LG gram de 980 gramos y 15 pulgadas de pantalla… ¡La gloria!

Su increíble peso, cuentan por ahí, es debido a una aleación de magnesio usada en su fabricación. Este metal, por cierto, también es utilizado en aviones y autos ¡miren nada más!

Es innegable cómo los avances tecnológicos, la capacidad de hacer las piezas más pequeñas, con mayor capacidad de acción y reacción, nos hacen ser dependientes de estas maravillas porque su tamaño completo se ve reducido, pero sus capacidades aumentadas.

Televisor: 90 años, pantallas más grandes, mejor definición y mucho más planos

Cuando era chica, en la casa de mi abuelo había una cosa muy extraña que siempre me dijeron que era una tele. Mi papá me explicaba que era un televisior de «tubo» que cuando se encendía debías esperar un par de minutos a que dicho tubo se calentara para que se pudieran ver las imágenes. Lo «raro» de esta TV, era que era «parecido» al tamaño de un LCD de 42″ de hoy (yo acostumbrada a las TV de 14″), pantalla de borde a borde pero curva (creo que con un borde más grueso al costado derecho con las perillas), además del gran volumen en la parte de atrás, y abajo un mueble con fierros curvos y ruedas. Para mi, que para ese entonces (1988, quizás) solo conocía las teles «nomales», pequeñas con perillas y que de vez en cuando veía en blanco y negro (algo normal para la época), eso era una monstruosidad.

El televisor comercial se inventó el año 1926, gracias a la habilidad de John Logie Baird. Tenía una aparatosa estructura y una pantalla pequeña (la ventanita del lado derecho).

Su evolución los ha hecho saltar de los Tubos de Rayos Catódicos (CRT), Plasma, LCD, LED y ahora OLED, una tecnología totalmente nueva y revolucionaria. Pasamos de los televisores que necesitaban de un espacio considerable por su parte posterior sobresaliente, a las pantallas planas y livianas que hasta colgamos de la pared. Pasamos desde las perillas enumeradas del 1 al 13 y de señal análoga (era común quedarse en un solo canal todo el día, había que pararse para cambiar de señal, además de acomodar la antena para que se viera mejor), hasta los controles remotos y las señales digitales, HD, televisión satelital de una infinidad de canales, que cambiamos cada vez que nos da la gana, saltando de un programa a otro en fracción de segundos, desde la comodidad del sillón, además de poder conectarnos a través de ella a Internet y disfrutar de mucho más contenido.

Celular: 33 años desde el «ladrillo» al LG G5 SE

El primer teléfono portátil comercial data del año 1983 y era enorme, había que tener un bolso solo para llevarlo porque no había posibilidad de llevarlo en el bolsillo, además pesaba casi un kilo y su batería le daba apenas una hora continua de autonomía en llamadas.

Ya cerca de los noventa, los modelos se modernizaron y se hicieron un poco más pequeños, en parte debido a que las baterías eran más pequeñas (pero igual seguían siendo feos, la ventaja es que se podía llevar de verdad en el bolsillo).

Luego, a alguien se le ocurrió que las pantallas deberías ser más grandes, decirle adiós a los botones de discado y nacieron nuestros mejores amigos, los smartphones. Se hicieron casi planos, donde la parte frontal es casi solo pantalla táctil.

El mundo ha creado aplicaciones para todo, que hacen de un aparato que fue diseñado solo para hablar con otra persona, en casi una arma de guerra. Cámara de fotos power, juegos, GPS, más juegos, TV, radio, programas de edición y para lo que se te ocurra, asistentes de cocina, fitness, y un largo etc. que conocen mejor que yo, porque hay para todas las necesidades.

Luego vino el LG G5 SE, y nos demostró que se puede llevar la innovación incluso más allá, al ser el primer smartphone modular del mundo.

Todo en uno

¿Qué tienen en común todos estos (maravillosos) artefactos?

Primero, que no podemos vivir sin ellos (o sea sí, pero yo personalmente no quiero) porque los usamos para más que solo entretención. El trabajo de muchos está ligado a uno o varios de estos productos.

Segundo, que pueden interactuar entre ellos, puedo enviar archivos desde mi celular a mi computador de forma inalámbrica, puedo reproducir lo de mi celular en mi Smart TV y un sin fin de combinaciones.

Tercero, pantalla, todo es pantalla, todo se remite a la imagen. Desde sus inicios hasta ahora, todos ellos han aumentado las dimensiones de la pantalla y la calidad de imagen (HD, UltraHD) para una mejor la experiencia de usuario, pero también porque nos hemos transformado en seres «visuales», todo necesitamos verlo para comprobar su certeza.

Cuarto, todos ellos tienen acceso a Internet. Ya no hacemos nada sin Internet, de hecho alguna falla en la conexión y comenzamos a correr en círculos y algunos no podemos ni siquiera trabajar.

Quinto, si bien cada uno nació con una función específica, cada vez más sus funciones se van entrelazando y podemos hacer múltiples cosas con tan solo uno de ellos: el celular ya no solo es para hablar, también puede redactar archivos, sacar fotos y utilizarlo casi como un televisión, un equipo de música y una consola de videojuego, entre otras. El computador, pasó de ser el lugar de los documentos, también podemos ver televisión/cine, descargar archivos, utilizarlo como un equipo de música y en la mayoría de los casos es nuestra principal herramienta de trabajo. Y el televisor pasó de ser el «sintonizador» de señales y se está asemejando poco a poco a un computador (guardando las proporciones). Los Smart TV tiene navegadores de internet, además de la capacidad de bajar algunas aplicaciones y revisar Facebook por ejemplo desde tu TV, además de usar las apps más comunes como YouTube, Spotify y el glorioso Netflix.

La tecnología nos alcanzó y vivimos (o podemos vivir) a gusto con ella si maximizamos su uso en el sentido de sacarle buen y mejor provecho y no nos hacemos 100% dependiente de ellos. Si bien son una maravilla, de vez en cuando hay que mirar el mundo no desde la cámara del celular, tour virtuales 360ª en el computador o desde documentales de Animal Planet en HD en el Smart TV, sino abrir los ojos, ver el mundo y sentirlo desde su legítima pantalla y alta definición: nuestros ojos.