3 mayo 2013

Modas de Instagram ¡Mira lo que como!

headerNo es novedad que las redes sociales son un referente para saber de qué se está hablando. Referente bien segmentado de todos modos, pero que harto le han servido de relleno a varios medios escritos cuando quieren empatizar con la gente, crear polémica o –enfrentémoslo- se les cayó al cierre el anunciante que iba con página completa.

El caso es que nadie está ajeno a lo que se dice, se pela, se comenta, se discute (y se toma palco numerado en peleas ajenas), se comparte, se #1313, se soba el lomo, se sube a la micro, se ríe, se hiperventila y de un cuantohay.

Hay público para todo y target para todos, total para qué andarse amargando de sobra si ya con una jornada laboral de 8 horas diarias dan ganas que don Horst termine luego su edificio para tirarse desde arriba. Entonces mejor copuchamos qué está haciendo el de al lado de este mundo virtual mientras nos tomamos un descansito del informe que era para ayer…

Instagram es por excelencia la vitrina que la lleva hace un rato. Acá se dejan en el olvido los estudios de fotografía con la vieja Zenit que nos salvaba en todo momento, y damos paso filtros mediante, a encontrar la poesía hasta en una tapa plástica que se cayó del camión de la basura. Total, con un marco tipo Polaroid y unos contrastes más y saturados menos, pasamos piola y nos juramos Man Ray.

Junto a esto, y partiendo de la premisa que por acá no hay ninguna super modelo que se alimenta de pañuelos o algodón para no engordar, nos vamos con una verdad irrefutable: a todos nos gusta comer. Y cómo no, si la gula como siempre he dicho debería estar entre las grandes virtudes en lugar de los pecados capitales.

fotos-comidaEntonces, si sumamos comida más Instagram, tenemos una herramienta maravillosa, simple, práctica y ante todo inmediata para seguir compartiendo lo que pasa y lo que vemos. Convengamos en que hay gozadores -me incluyo- que es tal su punto de amor por la comida que quieren la toma, el ángulo y los colores más lindos que sean capaces de poner en un altar lo que se están a punto de zampar. Otros sólo siguen la tendencia, y es aquí donde empiezan a aparecer platos de factoría reguleque, aunque termina dando un poco igual que te estés comiendo un sushi de vienesas con tal de compartir.

Hay un pequeño Quico en cada uno de nosotros. Que no se malentienda (y sáquese de la cabeza el videíto aquel), ya que estamos hablando del amigo del Chavo del 8, el mismo sangrón cachetes de marrana flaca que no le dan otra no más por…

¿Y por qué Quico? Porque finalmente todos queremos mostrarnos un poco, con más o menos cosas, con más o menos virtudes o con más o menos salidas al concierto donde algunos no sintieron ni el primer riff de guitarra por estar tomando, filtrando y etiquetando la bendita foto.

Así que tolerancia, que hay espacio virtual para que convivan felices las guaguas desenfocadas, los primeros días de jardín de otros, los conciertos desde galucha, los cielos al atardecer, los días de playa, las comidas lindas y feas, las naturalezas muertas, las Sensation too much punchi punchi soundsystem Groove, los gatos que nos ignoran, los perros que nos saludan y las fotos borrachas de las 3 am. Eso sí, al primero que nos llegue con la pelota cuadrada de Quico juro que le hacemos un monumento.

 

Natalia Quezada

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