6 marzo 2012

Más que ladrillos: Pink Floyd The Wall

Yo les voy a contar de la vez que vimos Pink Floyd The Wall con mi hermana chica la Fran, cuando no teníamos ni diez años (entre los dos). Estábamos en Algarrobo con mi familia y no había cable así que era imposible ver tele porque la antena de colgador de alambre que hizo mi viejo no captaba ni la atención. Estábamos tan aburridos que mi Tata Paolo sacó un juego prehistórico de su época (naipes) pero hasta de eso nos aburrimos así que empezamos a arrendar películas viejas en el videoclub de la esquina, que también era almacén, cibercafé y reparadora de calzado.

La señora que atendía el videoclub almacén cibercafé reparadora de calzado se llamaba Artemisa y era famosa en Algarrobo porque ponía inyecciones, así que a mi Tata Paolo le gustó al tiro porque necesita inyecciones para seguir viviendo así que la señora es como su mujer perfecta. Cuento corto, mi Tata Paolo empezó a llevarnos al videoclub a cada rato para puro jotearse a la señora Artemisa quebrándose con que él ya ni siente las jeringas, lo cual es menos sexy que la lepra.

Lo bueno para nosotros es que mi Tata Paolo ni miraba las películas que arrendábamos con mi hermana chica porque estaba demasiado ocupado haciéndose el viudo sensible con la Artemisa, aunque mi abuela está de lo más viva. Así arrendamos las Saw, La Masacre de Texas y las Hostel, pero quedó la grande cuando mi vieja nos pilló viendo Caracortada justo cuando los colombianos hacen pebre al compadre (spoiler). Para más remate después mi hermana chica andaba diciendo que quería máquinas para contar billetes igual que el Caracortada así que se iba a dedicar al tráfico de talco y qué tanto. Ahí mi vieja se indignó y nos dijo que NUNCA MÁS arrendábamos películas para grandes, incluso nos hizo jurarle de guata que íbamos a ver SOLAMENTE películas educativas, con canciones y/o de monitos.

Así que ahí arrendamos Pink Floyd The Wall.

A mi Tata Paolo también le llegó reto pero juraba que Pink Floyd The Wall era como Dora la Exploradora así que nos dejó arrendar la película igual. Y ahora que lo pienso, algo de Dora tiene la película, aunque en vez de una niñita apestosa es un rockero traumado, y en vez del bosque la exploración es a la alienación del ser humano y la muerte del alma (el zorro pelmazo es la opresión del sistema que destruye al individuo o qué sé yo).

Por si no la han visto Pink Floyd The Wall se trata del Pink Floyd, un compadre cara de cavernícola que está toda la película traumado porque los profesores le hacen bulin y porque su mamá es una señora horrible que duerme con la boca abierta. Yo a Pink Floyd le diría que eso no es tan terrible y que es mil veces peor tener que ver al abuelo de uno joteándose a la señora de las inyecciones, pero filo. También se le muere el papá en la guerra y la esposa le pone el gorro, así que está bien que se traume y se vuelva loco y se afeite las cejas, aunque no sé si estoy de acuerdo con eso de creerse Hitler y hacer discursos gritones, por muy maestro que sea el logotipo de los martillos cruzados. Hay cosas que no se hacen, Pink Floyd.

Lo mejor de esta película eso sí es toda la onda cuática que tiene, que va mostrando flashpacks al pasado, cosas que el compadre se está imaginando, cosas que van a pasar, etc. Todo mezclado con harta música, monos animados, efectos especiales maestros y chorezas fliméfilas. Es como si está película fuera la abuelita veterana de guerra de Asesinos por Naturaleza no sé si la han visto esa.

Parte con el compadre Floyd en un hotel con la cara de veterano y el cigarro en la mano hecho pura ceniza. Tampoco parpadea y ya saben lo que eso significa: Cigarro que es pura ceniza + No parpadear = Introspección profunda. Ahí empiezan los saltos al pasado (cuando el compadre es péndex), al presente (cuando el compadre es rockero famoso) y a los monitos animados (cuando el compadre es Disney), y uno con así cada pepa todo engrupido porque todo es profundo y porque es crítica al sistema que no deja al pobre Pink Floyd ser lo que quiere ser y uno se identifica, obvio.

Por ejemplo cuando el profesor apestoso le hace bulin a Péndex Floyd la película se transforma en una escena cuática que parece sueño donde todos los alumnos tienen cara de guata y los van echando en máquinas de moler carne (metáfora), y suena esa canción famosa de no necesitamos educación que ponían en el comercial del preuniversitario. Después cuando Floyd se pone mamón viene otra canción esta vez para la mamá y entremedio ponen escenas de cuando el compadre se casa con la comadre infiel, implicando que si uno es muy mamón le van a poner el gorro sí o sí, así que ojo. Y entremedio de todo esto salen monitos animados sangrientosos con monstruos y cosas terroríficas de la guerra que a mí me dejaron para dentro y a mi hermana chica le dieron pesadillas pero brígido y la pobre juró nunca hacer el servicio militar.

Después hay más canciones a medida que el compadre se va volviendo loco, y todas las cosas que lo hacen sufrir en la vida terminan siendo un ladrillo más en el muro, que es otra metáfora porque esta es una película muy metafórica y hace pensar, y todos los monos son increíbles y la música es a todo pork, y según yo los que hacen la música de esta película van a llegar lejos acuérdense de mí no más. Lo que estoy tratando de decirles, cabros, es que esta es de esas películas que a uno se le quedan en la cabeza y nunca más se olvidan, sobre todo si uno las ve a los cinco años por culpa del abuelo jote. Aunque con mi hermana nos dio miedo y no la entendimos muy bien igual la vimos diecisiete veces y después nos fuimos a Santiago sin devolverla (guaja) total que mi Tata pague la multa.

Así que ya saben, cabros. Si son fanáticos de este Pink Floyd, si les gustan las metáforas y/o si tienen cinco años y están aburridos en la playa, esta película es una obra maestra y no se les va a olvidar nunca. Igual le faltaron coreografías y más buena onda de repente unas porristas de Glee pero yo cacho que está bien así no más. Así que setecientas millones novecientas doce mil catorce estrellas y un Armonyl Award a don Floyd para ver si tira para arriba, pobre.

BONUS TRACK: THE WALL, EL CONCIERTO.

Adivinen. El compadre Floyd la hizo de oro y decidió mandarse un concierto a todo pork con la música y los monos de The Wall y aunque está abuelito y apenas se puede los traumas, voy a ser súper original y les voy a decir que este concierto es increíble y la lleva con cuática.

El abuelito tiene un muro gigante delante del escenario (metáfora) y usa el muro para proyectar Power Points, pedazos de la película, graffitis con mensajes profundos, fotos y todo lo que se les ocurra, además de meter monos inflables, aviones que se estrellan contra el escenario y fuegos artificiales para que uno se sienta en Año Nuevo. Es tan maestro este concierto que hasta tiene música bacán y con eso les digo todo.

Nunca en un concierto había escuchado por ejemplo que salieran sonidos por todos los rincones del estadio, pero este compadre escondió parlantes no sé dónde y de repente se escuchaba un helicóptero saliendo hasta debajo del señor que vendía bebida calientita y sin gas a mil. En otra parte se escuchó la risa del profesor que le hace bulin a Péndex Floyd como por cinco rincones al mismo tiempo y todos perseguidos mirando para atrás. Puro aplaudiendo emocionados todos. Los monitos son los mismos que en la película además así que emociona el doble porque es como encontrarse con Roger Rabbit en la calle.

Conclusión: el concierto de The Wall es mil veces mejor que esa vez que vi Maná en Viña o que el concierto de la Kermesse de fin de año del colegio cuando los apoderados hicieron karaoke. Si pueden viajar en el tiempo al viernes y/o al sábado les recomiendo que vayan a este concierto, cabros. No se van a arrepentir.

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Hermes El Sabio

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